Esta película de Sebastián Cordero es del tipo de cine con el que yo soñaba de
joven. Sin concesiones comerciales, sin boberías, ¡sin espada y sin brujería! Realista.
Una misión a Europa, la luna de Jupiter, en búsqueda de vida. Las dificultades,
los sueños de cada uno, la misión. Irán muriendo, pero no por ningún alienígena
cruel y despiadado, sino porque la cosa es difícil. Iban buscando seres
unicelulares, pero, en último gesto heroico, aunque sin aspavientos, con
lógica, como un último acto científico de observación, la última superviviente
abrirá las compuertas de la nave para ver y enviarnos la imagen de un bicho que
vive bajo las profundidades del hielo de Europa y que parece un pulpo
luminiscente. Podría ser Ctulu, el muy pulposo.
Un auténtico viaje espacial.
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