domingo, 24 de mayo de 2015

Terror sagrado. La cultura del terror en la historia, de Terry Eagleton

Interesante: muerto dios, solo queda el yo para legitimar lo demás. Pero, ¿quién legitima el yo? Nada, no hay nada: la legitimidad del yo depende únicamente de sí mismo. Así el yo exige una completa libertad, una libertad sin límites. Y aquí viene la contradicción, porque desarrollamos todo un marco legal, cultural y filosófico para defender esa libertad, pero esta, llevada por su propia dinámica, intentará romper ese marco.

En este sentido, el peligro para el sistema occidental no viene de los radicalismos de izquierdas, viene del propio sistema, que es incapaz de contentarse con límite ninguno y que se ve abocado a la globalización, que Eagleton define como una especie de versión patológica de la universalidad burguesa.

Por todo esto el autor acaba afirmando que “[occidente] no puede reconocer que la única cura para el terror es la justicia”.

CITAS
  •  “Es el marco que conforma la ley, la cultura, la filosofía, etc. y que sirve para reafirmar los derechos y los poderes de esta libertad. Sin embargo, este marco está constantemente amenazado por el peligro de ser socavado por el mismo absolutismo despiadado de la libertad, que intenta atravesar el mismo marco que la sanciona”.
  •  “[Occidente] no puede reconocer que la única cura para el terror es la justicia, y el terror surge cuando la legitimidad se desmorona”.
  •  “¿Cuál es el paradigma de reconciliar la particularidad sensual con la ley universal, lo conceptual con lo sensual, lo abstracto con lo concreto, lo general con lo particular?: una versión a la última, una nueva versión inventada del arte, llamada artefacto estético”.  

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