domingo, 1 de septiembre de 2019

Las aventuras del buen soldado Švejk, de Jaroslav Hašek


Resultado de imagen de el buen soldado Å¡vejkŠvejk se declara a sí mismo “idiota oficial”, y sin duda lo es. Pero también disfruta de una memoria prodigiosa que le convierte en una especie de enciclopedia de hechos, de fragmentos de vida. Esto le permite saber que todo ha ocurrido ya a alguna vez y que, por tanto, no merece la pena darle demasiadas vueltas a las cosas.

Švejk “… daba la impresión de una tranquilidad absoluta, propia de los que están convencidos de que no han hecho nada malo”, y lo cierto es que, si organizaba verdaderos desaguisados, era siempre bajo la coartada de una interpretación literal o, a veces, imaginativa, de las órdenes.

Švejk, inmutable, nos mostrará la cara menos heroica de la primera guerra mundial en sus idas y venidas por un ejército absurdo en el que la máxima preocupación de todos, desde jefes a soldados, es qué comerán a continuación y, sobre todo, qué beberán. Se trata de un ejército formado por ineptos, corruptos, borrachos y gente desmotivada y desinformada. Es decir, como cualquier otro grupo humano.

Es una lástima que el autor muriera sin acabar la novela: no porque no se concluya la trama, dado que no hay trama, sino porque me hubiese gustado ver a Švejk en el campo de batalla o, al menos, cerca.

Magnífica.

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