Esta novela habla de la mente. Por un lado lo hace de las inteligencias específicas, esas que son capaces de alcanzar la genialidad en una parcela estrecha de la existencia mientras que se muestran imbéciles en todo lo demás. Por otro nos habla de la locura a la que puede llevar el aislamiento y de las obsesiones en las que podemos caer huyendo de él.
Y lo hace con la precisión y elegancia de Zweig.
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