La capacidad de Nabokov para crear
ambientes y construir personajes es asombrosa. En esta novela nos habla de
Luzhin, un maestro de ajedrez en el mundo de los emigrados rusos en Berlín. Nos
habla de sus dificultades para jugar la gran partida que es la vida y su
búsqueda de la gran defensa que le ponga a salvo de los ataques de sus
oponentes. Luzhin es consciente de que el juego está lleno de trampas, trampas
que son incluso capaces de confundir al lector y hacerle prever movimientos que
no se producen. Sin embargo, Luzhin no se dejará engañar y logrará encontrar la defensa definitiva.
Es este un libro divertido, cruel, trágico,
inteligente, emocionante y de una rara profundidad. Solo Nabokov podía escribir
algo así.
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