
Liberada, moderna, fotógrafa, muestra la
mezcla de erotismo, marxismo y psicoanálisis con la que la intelectualidad de
la época le gustaba identificarse. Aunque, en retrospectiva pueda resultar algo
naif, sus historias sin relato, sus paseos por el subconsciente con el culo al
aire, su lucha con los subterráneos, sus inclinaciones sado-maso, y su
frivolidad contenida, siguen resultando cautivadores.
Lo dicho, una heroína. Y Crepax, su autor, uno de los grandes.
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