sábado, 23 de enero de 2010

Épica atea

En esto tiempos tan feos no viene mal un poco de épica. Lo malo es que la épica, la exaltación del héroe, suele tener un carácter mesiánico muy desagradable, pues los héroes suelen ser tipos elegidos, gente predestinada a cumplir una misión, en concreto la de salvarnos, sin que muchas veces esté claro de qué nos tienen que salvar, ni por qué son ellos precisamente los que van a lograrlo, ni si queremos los demás, los de a pie, ser salvados.

Aunque no mucha, tenemos algo de épica atea. En música, por ejemplo, está la obra de Dimitri Shostakovich. En ella aparecen héroes, pero son héroes anónimos, muchas veces colectivos, cuyo valor no reside en ningún mandato divino, sino en la fuerza de tener la justicia de su parte. Que Shostakovich estuviese del lado de los perdedores le evitó, además, la indignidad de la victoria.

No sé si el concierto para violoncello número 1 de Shostakovich tiene programa o no, pero es un ejemplo magnífico de épica y, también, de ironía y dramatismo. La versión que propongo es vieja, sí, pero tiene el aliciente de estar interpretada por Mstislav Rostropovich, que fue quien la estrenó y a quien se la dedicó el propio Shostakovich.

Por cierto: las cuatro primeras notas forman parte de la secuencia DSCH, la famosa firma musical de Shostakovich.



2 comentarios:

  1. Yo no creo en una épica atea, al menos no distingo entre la atea y la que no lo es. Incluso no distingo entre héroes o mártires más que en el matiz del contexto del que salen, los mártires son héroes de batallas perdidas, pero por lo general, no tenían ninguna intención de serlo. No eran mártires ni heroes en el momento de hacer lo que hicieran, en realidad es una etiqueta que les pusieron después y con el tiempo se ha mitificado una acción de alguien que seguramente no tuvo más opciones o no las vio convirtiendose en héroe o mártir a su pesar.

    En cualquier caso la mayoría lo son por acciones que no tienen nada que ver con lo que ha pasado a la historia de lo que hicieron. Muchos lo son por no haber hecho nada, otros porque algún tercero se los inventó y alguno porque probablemente fué él mismo quien se lo inventó todo.

    Del tema musical solo puedo constatar mi analfabetismo musical, solo me suena el apellido de Rostropovic y no descarto que pudiera ser un jugador de baloncesto... deporte del que tampoco tengo ni idea.

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  2. Supongo que estoy de acuerdo contigo casi al cien por cien, pero es que estaba escuchando a Shostakovich y, no piedo evitarlo, es algo que me pone en modo "colectivista".

    En cuanto al analfabetismo musical, no te preocupes: Shostakovich no componía para elites, sino para la gente en general. Escúchalo tres veces y verás como se convierte en un vicio.

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