domingo, 31 de enero de 2010

Democracia, espacio y tiempo

El sistema democrático occidental está incapacitado para resolver los grandes problemas que tenemos encima no por la ineptitud de sus dirigentes, que no es necesaria ni universal, ni por su desvergüenza, que no es necesaria ni universal.

La incapacidad del sistema democrático occidental no depende de cuestiones personales ni contingentes, sino que es, desgraciadamente, esencial, pues tiene su origen en el desfase existente entre dicho sistema y la realidad.

Este desfase se da en las dos dimensiones de la realidad: la espacial y la temporal.

El desfase espacial es obvio: los problemas se han hecho globales, es decir, trasnacionales (clima, economía, crimen organizado, multinacionales, valga la redundancia), pero no los gobiernos, que siguen siendo nacionales.

El desfase temporal es de escala. La democracia renueva sus dirigentes cada cierto tiempo. En esa higiene se basa su fuerza. Pero resulta que los plazos a los que estamos acostumbrados, cuatro, cinco años, son completamente insuficientes para afrontar los problemas globales que, por su dificultad y magnitud, exigen soluciones a largo plazo.

No estoy inventando nada: por eso hay tanta institución internacional; por eso, entre otras cosas, se inventó la ONU. Pero estas instituciones no tienen poder real: ni económico, ese lo tienen las grandes corporaciones; ni ejecutivo, en manos de los estados y sus ejércitos. Así, las cosas, son los problemas locales e inmediatos los que acaban imponiéndose siempre sobre los problemas globales del futuro.

Nada de esto sería tan grave si no fuese porque el futuro ya está aquí.

12 comentarios:

  1. "...Valga la redundancia", muy bueno. Coincido en el diagnostico de la situación, el problema es ¿que hacemos?

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  2. No creo que todos los desfases sean malos. Viendo qué es lo que ocupa la mayor parte del centro de atención de la mayor parte del pueblo supuestamente soberano, la mayor parte del tiempo, y qué resortes pretenden mover en el mismo la mayor parte de los gobernantes en ejercicio y en alternativa, yo, al menos, doy gracias de que existan inercias que impidan la inmediatez a la hora de solucionar problemas.

    Saludos

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  3. Aunque comparto tu escepticismo, no puedo dejar de pensar que hay problemas en marcha que necesitan solución. Lo terrible es que podemos conocer las soluciones y, sin embargo, no llevarlas a cabo por la inadecuación del sistema a las nuevas condiciones globales. La pregunta ahora es, efectivamente, qué hacer. Pues ni idea, Almazul, ni idea.

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  4. O puede que las soluciones existan, se puedan aplicar, pero no le convenga a ciertos sectores con poder...

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  5. Sí, tienes razón. Lo que me preocupa es que el egoísmo propio de esos “ciertos sectores con poder” les provoque una ceguera tal que les impida ver que hasta ellos pueden salir perdiendo.

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  6. A mi me preocupa más el egoísmo de los que no tenemos poder que el de los que tienen poder, porque nuestro egoísmo es lo que les permite a ellos hacer lo que hacen.
    Recuerdo una pintada que decía: "No hay peor amo que un esclavo con la porra en la mano".Quien quiera saber lo que es un esclavo con la porra en la mano que lea las memorias de Primo Levi, no eran los nazis los que golpeaban directamente a los Judios, esta tarea se la encomendaban a otros Judíos a los que nombraban "capos" ellos eran los encargados de mantener el orden en el campo de concentración (porra en mano) y de chivarse de todo lo que oyeran, a cambio recibian ciertos privilegios, estaban mejor alimentados,tenian mejor ropa y calzado, realizaban trabajos menos duros y peligrosos que el resto de los prisioneros, por supuesto la tasa de supervivencia entre aquellos que de una forma u otra aceptaban colaborar fue mucho más alta, razón que llevó a muchos supervivientes(como el propio Levi) al suicidio. Sobrevivieron al campo pero no pudieron sobrevivir al peso de su propia conciencia, se sentían culpables por haberse salvado porque sabían que los mejores, los que nunca se vendieron, no llegaron a salir vivos de allí en su mayoria.

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  7. Entiendo que les aplastase el peso de la culpa, pero lo que hicieron no les convierte en culpables, sino en débiles. El problema, más que de egoísmo, es de sumisión. Desde el experimento de Milgram sabemos de la tendencia a obedecer a la autoridad del ser humano. Esa tendencia nos convierte a todos en potenciales verdugos. Yo tengo tendencia a ver al verdugo como otra víctima. Veo distinto a quien firma la orden de ejecución, aunque comprendo que, quizá, también obedezca órdenes.

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  8. Nuestra "tendencia" no nos debe servir de excusa para no asumir la responsabilidad de nuestros actos. No estoy de acuerdo con teorias como la de "OBEDIENCIA DEBIDA" según la cual fueron absueltos muchos militares que participaron en torturas y asesinatos en algunas dictaduras con el argumento de que actuaban bajo ordenes de superiores. Tenemos el deber ético de combatir nuestra tendencia, la conciencia no la podemos dejar colgada en la percha cómo si fuera un sombrero cuándo entramos en un cuartel o en un trabajo y dedicarnos a retorcer testículos de 8 a 3 para después recuperarla a la salida y volver a casa a comer con tu mujer y los niños como un honrado ciudadano que paga sus impuestos. La conciencia nos acompaña como la sombra allá dónde vayamos.

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  9. Una cosa son las excusas y otra la comprensión de los problemas. Apelar a la ética nos ha servido de poco en los miles de años que llevamos jodiéndonos los unos a los otros. Solo sabiendo por qué actuamos como actuamos seremos capaces de vencer nuestras tendencias, quizá. La responsabilidad está ligada al libre albedrío, pero poco libre albedrío tenemos si el cerebro está cableado de determinada manera. Ahora, si logramos comprender cómo es ese cableado, quizá consigamos reconfigurarlo. Un loco que mata no es un criminal, es un enfermo, y no evitaremos que mate diciéndole que sea bueno y responsable.

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  10. El problema del libre albedrio se parece al de la existencia de Dios en el sentido de que, si admitimos que Dios ha creado el mundo, el problema de fondo sigue intacto solo hemos conseguido desplazarlo un poco más allá porque enseguida surge de nuevo la pregunta ¿Y a Dios quien lo ha creado? No sé si captas lo que quiero decir: Supongamos que descubrimos cómo es ese cableado de nuestro cerebro, ¿crees sinceramente que eso resolvería el problema del libre albedrío? Yo creo que solo lo habríamos desplazado un poco más allá.
    La libertad y la responsabilidad son inseparables de la condición humana, de lo contrario seriamos máquinas. Si tú le das a tu ordenador la orden de que imprima un documento, el ordenador cumplirá la orden sin rechistar, (salvo que haya un fallo técnico o que no le des la orden de manera adecuada). Pero si le das la orden a un empleado o a un alumno este tiene la capacidad de negarse y no me gustaría vivir en un mundo donde se hubiera llegado a descubrir la manera de hacer que un hombre perdiera su capacidad de negarse. Por eso me parece importantísimo para el futuro de la humanidad el tomar conciencia de nuestra libertad, yo de vez en cuándo hago algún ejercicio de libertad para no perder la costumbre si me encuentro en una de esas situaciones de compromiso en las que teóricamente eres libre para decidir lo que quieres hacer pero en la práctica solo tienes una opción factible por que la otra supone quedar muy mal con alguien, como no me gusta nada esa sensación de estar forzado a "hacer lo que hay que hacer" suelo romper la baraja y hago lo contrario de lo que se supone que debería haber hecho, lo cual no se lo recomiendo a quien quiera conservar las amistades y la buena imagen.

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  11. Mmmm... no creo yo que haya que llegar tan lejos. Ya vivimos en un mundo en el que se ha llegado a descubrir, aunque de forma imperfecta, temporal y chapucera, la manera de hacer que un hombre pierda su capacidad de negarse. Conocer más acerca de cómo está configurado nuestro cerebro puede llevar a más sujeción exactamente igual que puede ser liberador, si sirve para conocer las trampas que nos tiende nuestra forma de construir la realidad: si sé que nuestra maquinaria mental nos provee de una tendencia a verlo todo en términos de oposiciones absolutas y excluyentes, puedo pararme un poco, mirar más de cerca e intentar ver matices. Si sé que tiendo a obedecer al poder y dotarlo de autoridad, puedo examinar qué razones, aparte del mero poder, hay para la obediencia. Igual que podemos aprender a reconocer las ilusiones ópticas como tales ilusiones ópticas, ¿qué impide que podamos hacer lo mismo con las ilusiones cognitivas?

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  12. Albert, lo has explicado de un modo impecable: nada que añadir.

    Con lo que no estoy de acuerdo es con la afirmación de Almazul de que "La libertad y la responsabilidad son inseparables de la condición humana". Como el tema del libre albedrío da para mucho, abro para él una nueva entrada.

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