En cierto momento, Perec escribe “¡Cuántos
robinsones, roquentines, meursaults, Leverkühns!” para añadir después “no les
creas, no creas a los mártires, a los héroes, a los aventureros”, está negando
la falsa esperanza que nos dan esos héroes trágicos o dramáticos, pero, a la
vez, está explicitando el linaje de su personaje.
Podría hacer pareja con Suicidio de Levé. Incluso está escrito en segunda persona, como aquel, aunque no es tan potente porque la construcción del personaje no lo es. Parece lógico, en cualquier caso, cuando lo que persigue es, precisamente, hacerlo desaparecer.
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