En esta novela
aparecen una máquina para olvidar en la que antes “se ven las cosas tal como fueron”; un perro parlante con
un deseo concreto y suficiente; y un amante que no puede hacer el amor porque siempre
aparece un hombre y le observa.
Vian nos habla de sus obsesiones
acerca de la identidad y el deseo en esa realidad fantástica en la que hace
vivir a sus personajes.
Si en La
espuma de los días la tristeza y el desencanto eran los sentimientos
dominantes, en La hierba roja quizá
los sean el desosiego y el fracaso.
Una magnifica lectura para estas fechas tan entrañables.
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