El mal líquido es el mal que proviene de la
aceptación de que no hay alternativa, lo cual nos convierte en responsables más
o menos inconscientes de cuanto pasa de malo en el mundo. El mal líquido,
producto de la desregulación, la diseminación, la privatización, lo permea todo
y nos deja indefensos ante el poder. El determinismo y el miedo nos dejan sin
alternativas. Hacemos lo que debemos hacer.
El mal líquido forma parte
integrante del sistema.
Bauman ve en el optimismo una salida a todo
esto, entendiendo por tal la creencia en que sí hay alternativa, fe que
justifica porque el hecho de estar en el mundo y poder pensar y dudar ya es
motivo de agradecimiento.
Entre las dos ideas anteriores está el resto del
libro, un repaso a algunos escenarios sociales, políticos e históricos en el
que se rastrea la maldad liquida.
Ni que decir tiene que lo del optimismo, en mi modesto entender, no se sostiene.
No hay comentarios:
Publicar un comentario