Vi hace unos días este cuadro en la exposición Chagall. Los años decisivos, 1911-1919 en el Guggenheim de Bilbao.
En la pintura vemos a una
pareja que ha ido de paseo a las afueras del pueblo. En el suelo, la mantita
con el vino. De pie, el hombre, Marc, mira feliz a cámara con el brazo izquierdo levantado y la palma de su mano hacia
arriba. Ella, Bella, se apoya su palma en la de él para flotar, para bailar en
el aire.
Me ha encantado el detalle de las manos,
porque la imagen, conocida, siempre la interpreté con cierta tensión, porque
veía que la mujer podría volar, seguir ascendiendo como un globo de hidrógeno y
que era él, sujetando su mano, quien lo impedía. Veía felicidad, el cuadro en
esto es obvio, pero también veía a un hombre-tierra sujetando a una mujer-aire.
Pero no: en el cuadro de Chagall no hay
sujeción ni amarre: tan solo muestra a un hombre feliz y a una mujer que vuela mientras juntan
las palmas de sus manos.
Notable observación ,comentaría UD algo repecto a la paloma que sujeta en la otra mano .observación conmov
ResponderEliminarNo tengo nada que decir que no sea una obviedad. La paloma es un símbolo judío de paz por su mansedumbre, pero no sé cuál pudo ser la intención de Chagall.
ResponderEliminarPor otra parte, ni siquiera estoy seguro de que sea una paloma.