lunes, 6 de julio de 2015

El referéndum griego

Referéndum viene directamente del latín referendum, que es el gerundivo de referre, y que quiere decir ‘volver una cosa al punto de partida’. En un referéndum político, el punto de partida es el pueblo, y lo que se devuelve es algún asunto sobre el cual el gobernante no se ve autorizado o legitimado para decidir.

Pues eso es lo que han hecho en Grecia: ante unas propuestas europeas que nada tienen que ver con lo que el partido de Syriza llevaba en su programa electoral, el gobierno griego decidió hace poco más de una semana preguntarle a la gente: ¿aceptamos la propuesta europea o no?

Tres cosas:
1.      Me sorprende (en realidad no) que tantos dirigentes europeos y tanto político nacional se hayan indignado por la convocatoria del referéndum. Alguno de ese partido que se niega a condenar el franquismo ha llegado a poner en duda el carácter democrático de los referéndums señalando que las dictaduras los usan mucho. Lo que se les olvida decir de los referéndums de las dictaduras es que en ellas no se permite hacer campaña en contra de la contestación propuesta por el dictador. Pero en Grecia cada cual ha podido decir lo que le parecía. También se les olvida comentar que en Suiza, país rico y democrático, hacen montones de referéndums por cualquier cosa. Y, sobre todo, se les ha olvidado explicar por qué es malo preguntarle a la gente sobre qué es lo que quiere. Les han llamado a los de Syriza irresponsables y populistas por preguntarle a su gente. ¿Por qué? ¿Por qué es irresponsable? ¿Es que el pueblo no es de fiar? ¿Es que la soberanía no es suya?
2.      Me dan envidia. Me hubiese gustado que el expresidente Zapatero, cuando recibió un telefonazo de alguien que le dijo que había que cambiar el rumbo económico del país y empezar a hacer recortes, nos hubiese preguntado qué nos parecía hacer lo contrario de lo que había dicho en campaña electoral. Como me hubiese gustado que el actual presidente, Rajoy, antes de subir el IVA que dijo que no iba a subir, nos hubiese preguntado. Y me gustaría, ya que aquello no se hizo, que nos explicasen por qué no lo hacen. ¿No creen en la soberanía popular? ¿No creen en la palabra dada? ¿O es que no les dejan?
3.      Estoy encantado con el resultado del referéndum griego. Estoy encantado de que alguien le diga que no a esta Europa secuestrada por el dinero. Estoy encantado de que haya más política, y no menos, de que el poder vuelva a los representantes de los ciudadanos y no se quede en manos de los mercados financieros. Estoy encantado de la cara que se les ha quedado a los defensores del pensamiento único, a los profetas de la fe neoliberal.


Con esto no quiero decir que sea optimista. No lo soy. Hay mucho en juego y los malos siguen siendo más fuertes. Y capaces de todo: lo han demostrado muchas veces. Pero, al menos, hay resistencia. Al menos hay algo de dignidad. Los de Syriza lo han dicho: luchamos por la dignidad de Europa. Y tienen razón, porque la Unión Europea es algo indigno y monstruoso, un Goliat que necesita una pedrada de David (dicho esto en modo figurado, ojo, que luego te dicen que haces apología del terrorismo y te procesan). 

1 comentario:

  1. Estoy de acuerdo con todo, hasta con la falta de optimismo. Para el sistema actual, oligarquía democrática, que tiene de democracia lo que la extinta república democrática alemana, la democracia consiste en dejar que el pueblo escoja entre lo que la oligarquía les deje escoger. Hacer un referendum en el que se ofrece una opción que no es la opción del poder establecido es nociva para el sistema porque pudiera pasar que el poder real quedase en manos de la masa que podría llegar a creer que efectivamente existe la democracia.

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