Veo que han vuelto a editar El artefacto perverso, de Hernández
Cava y Federico del Barrio, lo cual es una razón como otra cualquiera para volver a leerlo veinte años después. La
historia se desarrolla en la posguerra española. Un maestro represaliado por
rojo intenta dibujar tebeos para sobrevivir. Un viejo camarada le busca para
que intenta localizar a otro viejo camarada que ha empezado a actuar en plan
guerrillero, hoy diríamos terrorista, por su cuenta. La historia policiaca en
realidad es lo de menos. Lo importante es el retrato de la supervivencia de
unos personajes que lucharon en el bando equivocado y que ahora son
limpiabotas, camareros, proyeccionistas de cine o dibujantes de tebeos, y su
desesperada y culpable necesidad de vivir.
El estilo es fundamental en este tebeo: al
principio parece haber dos: el negro, en blanco y negro estricto, muy Alberto
Breccia, magnífico, que narra la realidad, y otro más naif, línea clara, muy
Roberto Alcázar, que es el tebeo dibujado dentro del tebeo, la ficción, valiente
y luminosa.
Pero a medida que la historia avanza los
estilos se confunden, posiblemente porque la realidad y la ficción nunca están
tan separadas como nos gusta pensar. De hecho, las caras de algunos personajes,
de perro, de felino, de zorro, nos invitan a pensar desde un principio en esta
confusión de planos de realidad. El mejor Breccia aparece en los pinceles de
del Barrio cuando hay que plasmar la locura….
Quizá parezca que he dicho mucho, pero en
realidad no he dicho nada: lee, mira el tebeo, porque es, lo digo sin
exageración, indescriptible.
Una obra maestra.
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