domingo, 29 de diciembre de 2019

Tras la virtud, de MacIntyre

Resultado de imagen de tras la virtudImpresionante, realmente impresionante. Si no tienes cuidado, este libro te convence de que te hagas benedictino.

Historicista y contrario al individualismo, al relativismo, al emotivismo y a cualquier cosa que ponga en entredicho a Aristóteles, MacIntyre explica “lo natural que es pensar el yo de modo narrativo”, que ese relato se construye a partir de las tradiciones y las relaciones con los demás y que cobra unidad gracias al telos, a la finalidad de la vida. Este final, este objetivo no es otro que… el bien.

Con extraordinaria habilidad, MacIntyre pasa casi sin que nos demos cuenta de la descripción del ser humano como un animal que cuenta historias a la prescripción, al decirnos que el que abandona sus tradiciones “deforma sus relaciones presentes” o que la sociedad actual no tiene “ningún principio moral primero y compartido”, por lo cual es rechazable a todos los niveles.

Lo que no hace en ningún momento es dudar de la bondad de su sistema tradicionalista, lo que podría hacer preguntándose, por ejemplo, si la tradición puede ayudarnos a enfrentarnos a un mundo cambiante, proteico, en el que el ritmo de la histórica ha entrado en un proceso de aceleración inédito y con problemas tan novedosos como la globalización o el cambio climático.

Iba a hacer un chiste sobre la circularidad de su discurso (inevitable cuando intentas no apoyarte en dogmas), pero no hace falta. Basta con citar al propio MacIntyre: “La vida buena para el hombre es la vida dedicada a buscar la vida buena para el hombre”.

Genial para afilar los propios conceptos.

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