martes, 20 de febrero de 2018

Progreso distópico

Dice Zygmunt Bauman, en Vida líquida:

"El terreno sobre el que supuestamente descansan nuestras perspectivas de vida es sin duda inestable, como también lo son nuestros empleos y las empresas que los ofrecen, nuestros compañeros/compañeras y nuestras redes de amigos, la situación de la que disfrutamos en la sociedad, y la autoestima y la autoconfianza que se derivan de aquella. El "progreso", otrora la más extrema manifestación de optimismo radical y promesa de una felicidad universalmente compartida y duradera, se ha desplazado hasta el polo de expectativas opuesto, de tono distópico y fatalista. Ese concepto representa ahora la amenaza de un cambio implacable e inexorable que, lejos de augurar paz y descanso, presagia una crisis y una tensión continuas que harán imposible el más mínimo momento de respiro (algo así como un juego de las sillas en el que un segundo de distracción puede comportar una derrota irreversible y una exclusión inapelable). En lugar de grandes expectativas y de dulces sueños, el "progreso" evoca un insomnio repleto de pesadillas en las que uno sueña que "se queda rezagado", pierde en tren o se cae por la ventanilla de un vehículo que va a toda velocidad y que no deja de acelerar."

No hay comentarios:

Publicar un comentario