lunes, 15 de noviembre de 2021

Krzysztof Penderecki:
Las siete puertas de Jerusalén V (1997)





6 comentarios:

  1. No lo conocía, pero vamos, es como si un niño de 3 años dijese que no había oido hablar en su vida de la teoría de la relatividad. Lo he escuchado por curiosidad. Lo he visto en youtube y me ha llamado la atención la cantidad de gente que participa, hay más músicos y cantantes (no se si es el término que se usaría para el coro, hasta ahí llega mi ignorancia) y me ha sorprendido que también hubieran instrumentos por detrás del público. La envolvente de sonido en directo tiene que ser impresionante. Le he pedido a mi mujer que me regale en esta vuelta al sol tu libro "Soy Ateo", no se si me hará caso. He leido esas primeras páginas y me ha gustado, me ha recordado mucho a Richard Dawkins. Igual no puedo decir nada porque aprovecho para hacer regalos en la misma fecha que los cristianos lo hacen... con lo antieconómico que suele resultar, (yo me suelo defender diciendo que fueron ellos los que se metieron donde ya existía esa tradición), en cualquier caso el enlace en el que he oido la pieza iba traduciendo lo que decían, salmo tal o cual y grande es el señor... si lo hubiera puesto cualquier otro habría creido que era una maniobra proselitista.

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    1. Yo asistí a una interpretación de la obra en Madrid, en el teatro Monumental, el cual, pese a su pomposo nombre, no es demasiado grande. La sensación de inmersión empezó a invadirme nada más entrar en la sala, al tener que pasar al lado de un grupo de músicos que estaban allí, en un hueco tras las butacas, como podían. Luego, cuando aquello se puso a sonar, fue realmente emocionante.
      Los textos del Antiguo testamento me gustan. Tienen una potencia ancestral que me lleva a viajar miles de años en el pasado, como me ocurre con el Poema de Gilgames o los relatos homéricos. En esto el contexto es fundamental. Una cosa es una sala de conciertos, o una grabación, y otra muy distinta una ceremonia religiosa. Pero que conste que te endiento: qué importantes son las intenciones. En este sentido, que aparezca al lado del anuncio de mi libro Soy ateo creo que ayuda bastante…
      No es mala cosa recordar a Dawkins: es uno de los grandes divulgadores científicos y Soy ateo es en buena medida un texto de divulgación. Y te diré que a mí lo de celebrar el solsticio de invierno me parece una excusa buenísima para hacer y recibir regalos. En realidad, cualquier excusa es buena.
      Espero que tu mujer te compre el libro y que te resulte interesante.
      Salud.

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    2. Además, recibir de regalo Soy ateo en Navidad tiene su punto.

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  2. Además me lo entregaría cuando fueramos a visitar a la familia, hay que tener presente que soy el único que ha sido capaz de abandonar la secta. Mi padre también renegó y quería ser incinerado y que tirasemos sus cenizas a cualquier sitio, tenía predilección por una estatua de un famoso cardenal de la transición pero la secta venció y metieron sus cenizas en el cementerio. Al final ha venido bien para dejar las cosas claras, y ahora me echan en cara que no haya ido al cementerio a visitarlo a lo que contesto que ahí solo hay cenizas, que si se acuerdan de él cuando van al cementerio es porque lo llevan en su memoria y que para eso también vale la barra de un bar.

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    1. Voto por la barra del bar, con todos mis más sinceros respetos.

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