martes, 19 de mayo de 2015

Una perogrullada en tiempos de campaña electoral

Hay algunas cosa que no puedo entender.

Entiendo la abstención. A fin de cuentas, esta democracia deja bastante que desear: suena a conchabeo. Puedo entender que la gente sea de derechas: el egoísmo es parte de nuestra herencia genética y si no piensas un poco las cosas, tiras para lo tuyo y que le jodan al resto (y, posiblemente, a ti mismo). Puedo entender que uno prefiera a gente joven y guapa que a viejos ajados: la cosa de la estética. Puedo entender la atracción del centro: el miedo es libre.

Lo que no puedo entender es que la gente elija, cuando puede hacerlo, a ladrones, corruptos, prevaricadores y, en definitiva, a mafiosos. Tampoco puedo entender que la gente elija, cuando puede hacerlo, a los amigos de los mafiosos, a los que les han dado el negocio, a los que les han puesto donde podían llevárselo muerto.

 A ti que lees esto, por favor, te lo pido: vota, no votes, haz lo que te dé la gana, por supuesto, pero, por favor te lo pido, antes de votar a un corrupto o a sus amigos, piensa durante un momento en que, con tu voto, estás ayudando a que los ladrones sigan robando. Solo eso: es un momento.

2 comentarios:

  1. Como me mandada un amigo, votar es algo que solo pueden hacer los mayores de edad. La razón, que puede resultar sumamente peligroso para la salud. Conviene consultar a un médico antes de realizarlo... al menos en Madrid.

    La corrupción se ha generalizado de tal modo en este país que me temo que se utiliza como reclamo electoral y el ladrón convence al hipotético votante indicandole que sí, que el es ladrón, pero que los demás, lo serán más.

    Y lo malo es que muchos les creen, y les votan.

    En realidad es un indicativo de la sociedad que tenemos. España de futbol, sotana y pandereta. Uno es de un partido político como lo es de un equipo de futbol. Los jugadores pasan de un lado a otro, los entrenadores se compran y entrenan en un lado u otro, pero la gente sigue diciendo que su equipo es el mejor.

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    1. Me parece que va siendo hora decir las cosas por su nombre: aceptar la corrupción es ser corrupto. Votar a corruptos es ser corrupto. Una sociedad que apoya partidos corruptos es una sociedad corrupta. Ampararse en que todos sin iguales y esas zarandajas es buscar escusas.

      Tendría yo trece o catorce años: aparecí en casa con un libro de astronáutica. Mi madre me preguntó que de de donde lo había sacado.
      - Se lo he comprado a Antonio.
      - Y él, ¿de dónde lo ha sacado?
      - Lo ha robado.
      - Pues tú eres tan ladrón como él.

      Con el tiempo me he dado cuenta de que esta enseñanza no está tan extendida como era de esperar.

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