... gana en profundidad. Mientras que las
palabras pueden construir complejos y engañosos palacios vacíos, cuando la escultura
crea formas vacías, como me hace ver mi amiga Ch., no importa, porque "aún
así, están llenas".
Los retratos de Gargallo, los dibujos en el
aire de Picasso, las esferas de Oteiza son ejemplos de líneas y superficies que
crean espacio. Volviendo a Jaume Plensa, sus humanos, sugeridos superficialmente
evocan sin embargo el interior del que parece no decirse nada, pero que resulta
cálido, como si las redes de letras, o las mallas metálicas, lo arropasen afectuosamente.
En la impresionante plaza Masséna de Niza, Plensa
encaramó unos conversadores en lo alto de finas y elevadas columnas. El
efecto de noche es extraordinario: iluminados desde su interior, su color
cambia y recorre el espectro con lentitud palpitante. Mientras conversan entre
ellos, transmiten una extraña serenidad. En su sencillez, son espectacularmente
evocadores.
Esa es la cosa.
Esa es la cosa.
Conversación en Niza
Jaume Plensa
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