jueves, 8 de diciembre de 2011

La ficción, una mirada profunda a la realidad

La profundidad no está en el realismo estricto y reproductor. Pero tampoco en fantasías irreflexivas y desbocadas. No está estrictamente en la superficie, esto por definición, pero tampoco puede estar en otro sitio. Sin embargo, la percibimos, sabemos que la profundidad existe, que se manifiesta en los productos culturales más sorprendentes, y que nos conmueve cuando menos lo esperamos. Entonces, ¿dónde está? 

Bueno, de alguna forma ya se ha dicho: en la evocación que esa superficie realiza en nuestras mentes, en las sugerencias que es capaz de situar en ellas. Pero estas sugerencias no pueden estar vacías, no pueden ser meros ejercicios fantásticos, porque entonces la sensación de superficialidad, de artificiosidad hueca vuelve a asaltarnos. Lo que debe hacer esa superficie ficcional es desvelarnos nuevos aspectos de la realidad hasta ese momento inéditos. De alguna forma hay que alejarse de la realidad para mirarla con nuevos ojos.

Aristóteles ya decía que la poesía consiste en crear metáforas, y que crear metáforas es contemplar lo parecido. La profundidad está ahí, en la conexión de mundos que parecen separados a primera vista. Naturalmente que la realidad desnuda no es profunda, porque se ofrece a sí misma tal y como la conocemos. Pero cuando el creador se adentra en la ficción y desde allí es capaz de describir la realidad de nuevas maneras, entonces está siendo profundo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario