miércoles, 23 de noviembre de 2011

La muerte

Es lógico que no pensemos mucho en la muerte: este mundo occidental nuestro está construido sobre las bases del consumo y, en este sentido, los muertos tiene poco que hacer. Pero es una pena, porque pensar en la muerte es muy interesante. Está la cosa especulativa, tan socorrida en reuniones de sociedad: ¿qué se siente?, ¿qué hay después?, ¿nos comerán los gusanos? Pero está, sobre todo, el fértil punto de vista que proporciona imaginar la cosa desde la mirada de la muerte. Si la muerte es ajena podemos juzgar con perspectiva toda una vida, lo cual nos puede ser muy informativo a los que todavía estamos vivos. Por otra parte, si la muerte imaginada es la propia, pensar sobre ella nos proporciona un ámbito de experimentación muy interesante: ¿qué dirán de mí?, ¿quiénes irán?, ¿pondrán canapés?, ¿quién los pagará?

Sé que esto suena muy a Woody Allen, pero una vez descartada la opción trascendente, no queda más que la broma. Y también algo de desconsuelo, quizá. Cuando vi Big Fish, de Tim Burton, me sentí impactado por el entierro multitudinario que abre la película: ante una afluencia tal de público entregado a la memoria del muerto, me dije: "y a mi entierro, ¿quien va a ir?". La respuesta fue tan escueta que me entró cierta tristeza, tanta que, lo confieso, tardé un rato en darme cuenta de que me importa tres cojones: a fin de cuentas, yo estaré muerto.


Cementerio de Niza. 

6 comentarios:

  1. Y después de esto, decidiste que mejor pensar en otra cosa...

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  2. Creo que todos nos hemos planteado en alguna ocasión cómo sería nuestro entierro. No sé si se ve desde arriba, el limbo o donde sea, pero mejor tardar y si queremos ver el grado de impacto que tenemos en nuestros allegados, preparar una encuesta.

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  3. Al ver mis horas de fiebre
    e insomnio lentas pasar,
    a la orilla de mi lecho,
    ¿quién se sentará?

    Cuando la trémula mano
    tienda, próximo a expirar,
    buscando una mano amiga,
    ¿quién la estrechará?

    Cuando la muerte vidríe
    de mis ojos el cristal,
    mis párpados aún abiertos,
    ¿quién los cerrará?

    Cuando la campana suene
    (si suena en mi funeral)
    una oración, al oírla,
    ¿quién murmurará?

    Cuando mis pálidos restos
    oprima la tierra ya,
    sobre la olvidada fosa,
    ¿quién vendrá a llorar?

    ¿Quién en fin, al otro día,
    cuando el sol vuelva a brillar,
    de que pasé por el mundo
    quién se acordará?

    Gustavo Adolfo Bécquer

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  4. Me ha hecho gracia que concluyas la 'reflexión' como buen occidental que no piensa mucho en la muerte.

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  5. ¿Pero el mundo se acaba en el 2012 o no se acaba? :D

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