viernes, 2 de abril de 2010

Steve Hackett en Finisterrae

Ayer vi y escuché a Steve Hackett en el primer concierto de la primera edición de Finisterrae, un festival de rock progresivo que se está celebrando en A Coruña.

Para quien no lo sepa, diré que el grupo Genesis ha tenido tres etapas: la primera, progresiva, con Peter Gabriel a la voz; la segunda, progresiva, con Phil Collins a la voz; y la tercera, la más larga e infumable, dedicada a recaudar dinero... con Phil Collins a la voz.

Se ha escrito mucho acerca de quién era el alma de Genesis: que si Gabriel, que si Collins. Incluso hubo quien dijo, creo que él mismo, que era Banks... Lo cierto es que Genesis dejó de ser Genesis cuando Steve Hackett se marchó. Sin embargo, Steve Hackett ha seguido siendo durante décadas Steve Hackett.

El rock progresivo puede definirse de muchas manera: para unos es el intento de hacer lo que los músicos clásicos, pero con instrumentos electrónicos (el rock progresivo al principio se llamó sinfónico). Para otros, lo importante es el peso de la instrumentación, con especial hincapié en los teclados. Pienso que sin duda algo importante, de ahí lo de progresivo, es la convicción de que la música debe evolucionar: frente al pop, siempre copia de sí mismo, siempre igual pese a los cambios en la indumentaria, el rock progresivo basa su fuerza en la experimentación, en la búsqueda de nuevos timbres y armonías.

Pero hay algo más: el rock progresivo, el buen rock progresivo, cuenta historias. Historias no triviales, quiero decir, historias que van más allá de chico desea chica y chica desea a otro chico. Las historias de las que hablo evolucionan a medida que los largos temas progresivos desgranan sus sonidos. A veces las letras son importantes, pero siempre son lo de menos, porque es la música la que te hace sentir cosas, la que te produce emociones que cambian y crecen con el tiempo construyendo de esta manera una narración.

Fotos: Charo
Steve Hackett lo hace. Ayer lo hizo. Tras la música plana de unos cuantos grupos planos, superficiales en el sentido literal de la palabra, sin profundidad, sin historia, meros ejecutores de escalas y acordes, llegó el espectáculo, la magia de un tipo que entiende un concierto como algo más que una sucesión de estribillos.

Os dejo aquí un vídeo muy similar a lo que sonó ayer en A Coruña. Verlo y oírlo así no tiene casi nada que ver con la realidad, pero menos es nada.


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