viernes, 26 de febrero de 2010

El in-justo medio

No, lo bueno no está en el justo medio, en el equilibrio, en la mesura. No. Entiendo perfectamente la fuente de este error tan aristotélico: en casi cualquier tema al que uno le eche el ojo se ven verdades propias de ambos extremos: tenían razón los que defendían el individualismo, pero también aquellos que abogaban por el colectivismo. Tienen razón los innatistas, pero también los ambientalistas. Conservadores y progresistas, racionalistas y empiristas, conductistas y vitalistas, todos tienen razón. Los que nunca la han tenido son los del medio.

El medio tiene de todo y no tiene de nada. Es una tierra de nadie, vacía de contenidos y de fuerza. Por otro lado, la alternancia, el ir dando tumbos de un extremo a otro no resulta atractivo. ¿Qué hacer entonces? Yo propongo una superposición de estados. Hay que serlo todo a la vez. Hay que ser radical. Hay que ser absolutamente materialista, absolutamente conductista, y también holista y romántico hasta no poder más. Hay que defender a muerte la esfera del individuo, y luchar porque de una vez entendamos lo cerca que estamos todos unos de otros. Hay que hacer poesía arrebatadamente científica. Hay que desmenuzar la realidad hasta sus más mínimas cuerdas y después inventar lo más locos universos.

¿Filosofía borrosa? Sí. ¿Relativismo? No, no es eso. No es que la verdad dependa de las circunstancias, sino que la verdad es multiforme, lo cual es completamente distinto.

Los errores provienen de quedarse en uno de los extremos e intentar explicar toda la complejidad del mundo con la mitad de las herramientas.

Sigamos: no se puede regir el mundo con una economía salvajemente liberal y una política social de izquierdas. Son incompatibles: por más que se pongan, los gobiernos acaban perdiendo un poder que acaba en manos de las multinacionales y la política social se va a tomar por culo.

¿Entonces? El fracaso del comunismo fue no tener en cuenta la psicología humana. Hay que jugar con los instintos humanos. Y entre ellos está el de la competencia. pero también el del altruismo. Hay que canalizar ambas pulsiones. Debemos aprender todo lo posible sobre cómo somos y potenciar ambas tendencias. Se trata de conseguir de un modo dirigido lo que los liberales creían que se conseguiría de modo espontáneo: que los esfuerzos individuales redundasen en el bien común.

Ahora bien, se ha visto que el dirigismo es complicado, muy complicado: sistemas tan esencialmente complejos son caóticos y no hay quien los maneje sin meter la pata. La solución, si la hay, está en la educación, léase programación, del personal: hay que modificar los fines individuales. Mientras el objetivo sea únicamente económico vamos de culo. Si no somos capaces de crear una cultura del disfrute, del progreso personal, vamos de culo.

Siempre me pasa igual: cuando empiezo a pensar en estas cosas lo hago animado de un discreto optimismo. Al final, no veo la más mínima posibilidad. La única esperanza que me queda es saber que el futuro es impredecible.

Espero.

5 comentarios:

  1. Yo siempre ando buscando la manera de conciliar mi ideología política, que se podría definir como una especie de comunismo heterodoxo(aunque no me gustan las etiquetas)con mi defensa a ultranza de la libertad del individuo. Para decirlo de modo simple: Estoy a favor de un comunismo de hombres y mujeres libres que entienden racionalmente que es necesario aceptar una disciplina y renunciar a una parte de su libertad y de su bienestar en pro del bienestar de todos pero estoy en contra de un comunismo de borregos que obedecen al partido ciegamente. El problema, como tú señalabas hace tiempo en una entrada es que lo que más abunda en el mundo es la mediocridad, es decir, desgraciadamente hay muchos borregos que aunque el pastor sea comunista en vez de capitalista ellos seguirian siendo borregos igual.

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  2. No hace mucho que me tocó desenredar las luces del árbol de navidad (no voy a entrar en lo que significa para mi ese arbol pues seguramente es logicamente indefendible).

    Mi esposa no podía separarlas y me las entregó a mi porque decía que yo tenía más paciencia, habían varios juegos de bombillas y desliar una implicaba liar más otra, al final opté por el absurdo, no intentaba desligar ningun hilo en particular, me limitaba a meter los dedos en la maraña de luces y las intentaba separar suavemente, y lo volvía a hacer suavemente sin que pareciera que llegara a ningún lugar determinado, al final, sin embargo las maraña se volvió menos compacta y podía dedicarme a las zonas más concentradas.

    Desde fuera cada vez se veía más lio, cada vez ocupaba más espacio pero en realidad estaba el problema se estaba diluyendo y de hecho se deshizo el lio sin que me esforzara en ningun nudo en particular, solo necesité tiempo y el caos se volvió difuso hasta que dejo de parecer caos.

    La tendencia es a poner un punto medio porque creamos un sistema lineal en el que que ese punto está en algún lugar indeterminado entre los dos extremos en función de la concentración de muestras entre los mismos, pero yo creo que la claridad llega como con las luces de navidad, el problema se resuelve cuando dejamos de mirar a los extremos para darnos cuenta de que no existen, que conforme revolvemos la madeja, los extremos se encuentran tanto fuera como dentro de ella, tanto a un lado como al otro. No es una cuestión de relativismo, es simplemente aceptar que la solución del problema siempre será algo difuso que pase por todos sus posibles estados y que solo tendrá solución cuando nadie sea capaz de ver el problema.

    ¿Confuso?... bueno... pues mete las manos en la madeja y ve separando hilos...

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  3. Me gustó todo pero la última frase más. Por un lado me parece mejor ponerse en un extremo, es bueno para uno mismo y para el otro. Pero por otro lado si intentamos pensar desde un sólo punto o criterio vamos de culo como vos decís. Y si intentamos pensar desde todos los puntos o criterios peor o imposible, así que seguiremos en la incertidumbre. Tal vez el criterio sea un supracriterio inherente a la dinámica de los grupos humanos actuando de actores políticos que nosotros no alcanzamos a captar... bah qué se yo.

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  4. "...Tal vez el criterio sea un supracriterio inherente a la dinámica de los grupos humanos actuando de actores políticos que nosotros no alcanzamos a captar..." el que no alcanzo a captar aquí soy yo, Ana bonita.

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  5. Almazul: gracias por tu crítica tan delicada. Yo tampoco entiendo muy bien lo que quise decir, voy a tratar de darle mejor forma a mi atolondrado pensamiento y si lo logro volveré a explicarme. Por este ¨fragmento¨ me estáis conociendo. Besos.

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