miércoles, 24 de febrero de 2010

El viejo camino

Acabo de conseguir el CD The Old Road, de Martin Orford, antiguo teclista de IQ. Lo del viejo camino se refiere a los viejos modos de hacer música, entendiendo por viejos aquellos modos del rock sinfónico. El disco es interesante, emocionante, entrañable, acojonante, todo ello a veces y en pequeñas dosis, como corresponde a todo homenaje, porque eso es el disco, un homenaje a aquel espejismo que fue el rock progresivo de los años setenta.

Pero si lo menciono no es por el disco en sí, sino por lo que se puede leer después de los agradecimientos: “No le doy las gracias a quien quiera que cargue, o descargue, la música de otros en Internet. Tú estás haciendo cada vez más difícil hacer álbumes como este”. No es la primera noticia que tengo al respecto. Tengo un hermano que se dedica a esto de hacer música y de grabar discos y que, cuando nos vemos, no se jacta de los discos vendidos, sino de las descargas piratas de internet. Como es natural, lo hace con un gesto irónico, porque yo sé lo que eso significa: que para vivir tiene que hacer otra cosa y que, por tanto, su próximo disco tendrá que esperar mucho más de los deseable, si es que acaba por llegar.

No pretendo hacer defensa de los derechos de autor, ni apoyar a los locos de las SGAE, ni nada de eso, y no porque no piense que la cosa no lo merece, sino porque sé que es inútil. Internet está ahí, y sé que ponerle puertas al campo es imposible. Lo único que pretendo es cargar de responsabilidad a quien la tiene, es decir, a todo el mundo. Estoy harto de escuchar a unos y otros quejarse de no sé cuántas cosas, cuando resulta que hasta los más débiles tenemos responsabilidad en lo que ocurre. La música popular decente, hecha por buenos músicos y con buenos medios, está a punto de desaparecer, sencillamente porque ya no es rentable. Sé que con el sistema anterior algunos han ganado fortunas exageradas e injustificables, pero ahora hemos pasado a lo contrario, a que la obra de gente valiosa, preparada, motivada y, sobre todo, creativa, no pueda ver la luz porque, sencillamente, no es rentable.

No voy a comparar lo de hoy con la música de “mis tiempos”. Me vale comparar con cualquier otra época. Nunca la música popular ha sido tan cutre, paleta, mezquina y vulgar. La razón: solo sobreviven aquellos que tienen el apoyo de las televisiones. Así de sencillo.

Todo esto es generalizable al problema de la democracia. Cuando, para escuchar música, había que comprar discos, comprar era, en cierta forma, votar, porque estabas con tu compra diciéndole a la compañía de discos: “este disco me gusta, esta gente me interesa”. Al dejar de comprar, al descargarte la música sin pagar un duro, estás dejando de influir sobre las compañías de discos, estás dejando de importar. Así de sencillo.

No quiero yo decir que la solución sea comprar discos. De hecho, tengo la sensación de que esto no tiene solución y de que todo se va a la mierda. Y cuando digo todo quiero decir “todo” porque, en realidad, no estoy hablando de la música, sino de todo, porque este des-responsabilizarse de los individuos permite que los sistemas y los poderosos hagan de las suyas tranquilamente en todos los ámbitos. Y todo por esa mentalidad, a la vez modesta y a la vez egoísta, de “¿qué más da lo que yo haga si los demás...?”.

Pues claro que da, claro que importa, porque si el mundo es una mierda es, precisamente, por esa humilde, egoísta y, sobre todo, imbécil forma de pensar que consiste en despreciar el poder del individuo.

Esto tiene que ver, nauralmente, con la paradoja del preso, pero de eso hablaré otro día, si acaso.

7 comentarios:

  1. Es un tema interesante, tanto más cuando hace un par de dias vi en televisión que muchos artistas han incrementado sus ingresos gracias a los conciertos en vivo que realizan. ¿cuantos de los que van a esos conciertos han ido gracias a la música que se descargaron por internet?

    Antes de internet, la música se escuchaba por la radio... y se grababa igualmente. Cuando alguien compraba un vinilo, todos los amigos copiaban el mismo en cassete... unica forma, por otra parte, de poderlo escuchar entonces en el coche.

    Pero antes de eso, mucho antes de eso, la música solo se podía escuchar en teatros y operas... algunos piratas introdujeron elementos de grabación en los teatros y procedieron a comercializar las obras reservadas exclusivamente a aquellos que podían permitirse el lujo de pagar la opera o al artista para que cantase en su casa. De aquella guerra nacieron las compañías discográficas que tanto lloran ahora.

    Igual se ha acabado el monopolio de las grandes compañias, internet ha acercado la música a todo el mundo y los artistas no necesitan de aquellas para promocionarse, si el producto interesa habrá quien lo compre y quien acuda a los conciertos para consumirlo.

    Lo de trabajar un dia y cobrar durante toda la vida se me antoja un tanto egoista... a fin de cuentas resulta que muchas de las canciones que producen no dejan de ser versiones de otras anteriores, me pregunto que opinaría Pachavel al respecto.

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  2. Lo de la pirateria y la ética es un tema espinoso, y con casi tantos matices como gente que opina al respecto.

    Como informático, me jodería mucho que alguien pirateara un software que estuviera vendiendo, pero entendería que cierta clase de gente (estudiantes, gente de renta baja-media) pirateara mi software, si tuviera un precio exagerado (el photoshop completo, que yo tengo pirata, cuesta cerca de 1000 lereles, que no me puedo permitir), por eso admiro, y uso, el software libre, y las soluciones gratuitas, siempre que puedo, y cada vez, este tipo de software cubre más utilidades, y está mejor desarrollado. En ese sentido, creo que habría que hacer caso a Nash, las compañías de software, en vez de escoger su mejor opción (cierro el software, amonesto a los piratas, lo pongo a un precio exagerado para compensar pérdidas, etc) deben de escoger una solución de equilibrio (libero mi software obsoleto, doy una versión gratuita, pero a la de pago le añado un plus de funcionalidades/servicio postventa, creo licencias acorde al poder adquisitvo de mis clientes, etc...).

    Con la música debería pasar igual, se debe de llegar a un solución de equilibrio, la piratería está ahí, y es muy tentadora, así que al producto de pago, se le debe añadir un plus. Creo que el problema no está auténticamente en la piratería, sino que se está en transición a una nueva forma de escuchar y vender música. Apple se está forrando con el itunes, vendiendo canciones sueltas (¿quién en el siglo XXI escucha ya un album completo?), Radiohead cubrió gastos, y obtuvo beneficios, colgando su último disco en internet, y pidiendo donaciones voluntarias. Y los vinilos ¡han vuelto!, al ver esas portadas me dan ganas hasta a mí de comprarme un tocadiscos.

    En toda transición de una forma de entender la vida, a otra, hay daños colaterales, y en la transición a la nueva forma de vender música, muchos músicos pequeños pueden pasar desparecibidos, o desaparecer. Es una desgracia, pero la vida es así.

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  3. No estoy de acuerdo con esa idea de que la música esta en peligro por la piratería y las desacargas en internet.
    La música es algo que existe desde hace miles de años (mucho antes de que existiera el mercado de la música) y no creo que esté en peligro, almenos no más de lo que lo estamos los humanos, lo que tal vez esté en peligro es la música entendida como negocio para unos cuántos que durante muchos años se han forrado con ella. En cuánto al argumento de que cierta música no tiene salida hoy porque no es rentable ¿acaso no ocurria lo mismo hace 20 años? Entonces no existía el problema de internet ni la pirateria pero ya existían las inexorables leyes del mercado que obligaban a gente que estaba haciendo música de buena calidad a peregrinar de discográfica en discográfica sin conseguir que ninguna les publicara nada porque el tipo de música que hacían no era lo que demandaba el mercado, no era lo suficientemente rentable.

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  4. Eso también se me había olvidado añadirlo, que también es muy probable que desparezcan muchos intermediarios, y que el artista pueda vender su productos, si no directamente, si al menos por canales en los que la mayor parte del beneficio vaya a ellos.

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  5. Me alegra haber encontrado un tema en el que parecéis estar todos de a cuerdo, aunque sea a costa de estar todos en desacuerdo conmigo.

    También me alegra ver que ese acuerdo sea desde un optimismo que no ha aparecido en otros temas en los que el libre devenir de los acontecimientos no se veía como garantía de buen funcionamiento.

    Retóricas a parte, lo cierto es que uno ve las cosas bien si le van bien y mal si le van mal. A mi, en este asunto, me van mal: cada vez me es más difícil disfrutar de la música que me interesa (hablo de la popular, porque de la otra, de la clásica, no tengo demasiados problemas al estar subvencionada por todo tipo de organismos). Unos grupos desaparecen. A otros tengo que ir a verlos por ahí por esos mundos porque aquí, a Madrid, no vienen. Los que sobreviven tardan años y años en ser capaces de pagarse un nuevo disco, porque ahora la cosa es así para la mayoría: la grabación se la tienen que autofinanciar.

    Pero, está claro, la culpa de que me gusten músicas minoritarias es solo mía, así que a joderse.

    Cuando le pasé a mi hermano el texto que comentamos, me dijo: “mola, pero ya sabes que es hablar contra una pared”.

    Me joden los profetas.

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  6. Tienes razón en lo de la relatividad de las cosas buenas o malas en función de si nos ocurren a nosotros o a los demás, pero por las mismas se suele tener tendencia a considerar como perdidas todos aquellos ingresos que han dejado de realizarse, incluidos aquellos que nunca se tuvieron. Así si alguien baja de internet una cancion de un desconocido se considera que fue una perdida porque podría haber comprado la misma, por las mismas deberían considerar como perdida el que las escuchemos por la radio, pero claro, a la radio le cobran el canon, y a la peluquería que pone la canción... nos guste o no. Despues, a todos nos cobran el canon por la posibilidad de que pudieramos copiar esa canción en un CD, y lo pagamos hasta por aquellos que usamos para nuestras fotos, y no solo por ellos sino tambien por los discos duros, lapices de memoria y cualquier otro soporte capaz de contener una canción y los hay que despues de todo llegan hasta a comprar el disco... seguramente habiendolo escuchado antes en cualquiera de los medios expuestos... porque ¿cuanta gente compra un disco sin haber escuchado la canción?, ¿cuantos van a un concierto si no lo han escuchado antes?

    las empresas discográficas tienden a eliminar grupos y discos cuando se vuelven minoritarios y la única forma de escucharlos suele ser esa descarga que un fan del grupo ha colgado, ¿te resulta fácil encontrar un disco de Immaculate fools?, si se te rompe el que tienes, si no lo descargas... lo pierdes y eso que lo compraste pero es minoritario...

    La música clásica ya no tiene derechos de autor, es la música más barata de la tienda y sin embargo se descarga sin problemas legales, pero no he escuchado yo que en viena la gente deje de hacer turismo cultural para escuchar conciertos en directo...

    El problema de las paredes es que delante suelen tener otra pared.

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  7. Lo del canon es una barbaridad con la que se intenta resolver otra barbaridad. No soy integrista, ni lo son los propios músicos, a quienes nunca les ha importado que la gente copiase el LP del amigo para escucharlo en el coche.

    El problema llega cuando no hace falta ni siquiera conocer a alguien que disponga de un original. El problema es cuando las ventas se reducen hasta el punto de no resultar rentable grabar discos.

    Se habla de las compañías como si todas fuesen la EMI, pero lo cierto es que hay muchas compañías pequeñas, y que estas no disponen de megaestrellas que rentabilicen sus producciones y tiene que cerrar.

    El problema no es que los músicos ganen más o menos: empecé diciendo que con el viejo sistema se amasaron fortunas injustificadas. El problema es que discos que antes se hacían ahora no se hacen porque nadie arriesga su dinero para producir algo por lo que no va a sacar nada.

    Se habla de los conciertos y de que los músicos deben vivir de tocar. Bueno, es una opinión, pero ni siquiera vale, porque entramos en un círculo es bastante vicioso: para que un grupo tenga conciertos debe tener un disco en la calle. Para tener un disco en la calle hay que grabarlo. Para grabarlo alguien tiene que arriesgar su dinero. ¿Y quién va a hacer eso si sabe que no va a venderlo? Yo te lo digo: los propios músicos, que cada vez con más frecuencia tienen que financiarse sus propias producciones.

    La música clásica no tiene derechos de autor si es lo suficientemente antigua, aunque los derechos de interpretación siguen vivos si la grabación es reciente. Los discos de musical clásica contemporánea sí tienen derechos y suelen ser bastante caros, más que los de pop. Sin embargo, y ya que mencionas el asunto, en Viena hay un montón de tiendas de música clásica. En Madrid, ¿cuántas hay?

    Me molesta haber tocado este tema porque parece que estoy defendiendo un modelo que en realidad no comparto. Pero es que éste tampoco me gusta. Y si no me gusta es por sus consecuencias: una, que cada vez me es más difícil escuchar la música que me interesa. Otra: que así, más que nunca, el poder reside en las televisiones, y las ventas se concentran cada vez más en cuatro horteradas estúpidas.

    Juan Antonio, yo escucho los LP enteros. Puede ser por viejo, o puede ser porque la gente que me interesa hace obras lo suficientemente interesantes. No me veo escuchando un tema de IQ, Arena, Transatlantica o Magellan como si fuese una cancioncilla más y pasando a otro asunto sin solución de continuidad.

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