sábado, 5 de diciembre de 2009

¿Libertad o igualdad?

Como viene a cuento, recupero un texto del 7-4-2007:

¿Libertad o igualdad?

Esta disyunción aparece con frecuencia cuando se intenta etiquetar políticamente a alguien. Y, como en todo, podemos encontrar opiniones para todos los gustos. Lamennais decía que “Donde hay fuertes y débiles, la libertad oprime y la ley libera”, mientras que Popper pensaba que “la libertad es más importante que la igualdad” y que “si se pierde [la libertad] ni siquiera habrá igualdad entre los no libres”.

Da la sensación de que todos tienen razón. Por un lado no parece tener sentido hablar de libertad cuando no puedo elegir porque parto con desventaja. Pero por otro una igualdad lograda a costa de la libertad es más homogeneidad y despersonalización que otra cosa.
Cuando hablamos de libertad o de igualdad estamos hablando de dos aspectos de la vida que entran en conflicto prácticamente por definición, porque su esfera de influencia parece limitar y hasta definirse por la del otro: la individualidad aparece cuando abstraemos a los demás de la ecuación. La colectividad es, precisamente, lo que queda al abstraer las diferencias individuales.

Pero esto no es exactamente así. Buena parte de lo que define al individuo proviene directamente del colectivo en el que está sumergido: las tradiciones y la cultura son el caldo de cultivo del que emergen las características individualidades. Y son estas, recíprocamente, las que, a través del contacto social, nutren la colectividad.

Que hay en todo esto una paradoja lo enuncia perfectamente Pinker cuando habla del amor familiar: según explica, “ninguna sociedad puede ser simultáneamente justa, libre e igualitaria. Si es justa, el que más trabaje acumulará más. Si es libre, la gente dejará sus bienes a sus hijos. Pero entonces no será igualitaria, porque habrá gente que heredará unos bienes que no ha ganado.” El dilema está claro: ¿prohibimos la herencia, limitando con ello la libertad de los padres, para defender la igualdad, o dejamos que los padres sean libres de favorecer a sus hijos como les plazca fomentando con ello la desigualdad entre los humanos?

Quizá alguno apunte que el problema está en el hecho mismo de la propiedad, y que eliminándola se deshace el presunto dilema. Pero no es así, porque desaparecidos los bienes materiales otros cobran aún más peso del que tienen en la sociedad de mercado, y me refiero a los de la mente: en un mundo así los conocimientos y las experiencias se convertirían en los bienes más preciados, y estos pasarían casi inevitablemente de padres a hijos, salvo, eso sí, que los hijos se colectivizasen, pero entonces la libertad quedaría seriamente mermada, sin contar con que siempre queda la herencia genética, difícilmente eliminable sin acudir a una ingeniería genética que...

¿Estamos ante un problema insoluble? Sí, si de lo que se trata es de elegir entre una u otra alternativa. Pero ese es el error. Existe otro camino, que en realidad consiste en tomar los dos a la vez. Optar entre la libertad y la igualdad es un falso dilema, porque una no tiene sentido sin la otra. Libertad e igualdad son en realidad las dos caras de un único concepto bifronte que las engloba y supera y para el que, hasta donde yo sé, aún no hemos encontrado nombre.

Evidentemente no podemos ser completamente libres y completamente iguales, pero sí a la vez ambas cosas y en distintos grados y porcentajes. Esta es la tarea de la política, y la de la filosofía, y la de todos aquellos que aprecien en algo la libertad y la igualdad, a saber, encontrar el sistema que optimice los niveles de libertad y de igualdad, encontrar la compleja química que nos permita vivir en la mayor libertad e igualdad posibles.

Platón propuso en La República su solución ideal, de tanto éxito a lo largo de la historia, consistente en cargarse tanto la libertad como la igualdad. Me parece a mí que es mejor idea la de aquellos locos franceses que hablaron de libertad, igualdad y fraternidad. Y esto último no hay que tomárselo ni a coña ni por lo sentimental: la fraternidad se puede entender como ese saber mirar un poco más allá de nuestras narices para darnos cuenta de lo estrechamente unidos que suelen andar los intereses colectivos y nuestros muy individuales intereses.

19 comentarios:

  1. Libertad sí, pero, parafraseando a Lenin, ¿para qué? he aquí la cuestión, ¿libertad para contratar y despedir a los trabajadores como me venga en gana? ¿libertad para deslocalizar mi empresa y trasladarla al sudeste asiatico donde puedo explotar más y mejor a mis obreros?
    ¿Libertad para ingresar mi dinero en un paraíso fiscal? ¿de que libertad estamos hablando?. Lo mismo podría decirse de la igualdad, son temas muy complejos que pueden abordarse desde muchos puntos de vista diferentes.

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  2. Nunca había pensado en la libertad como enfrentada a la igualdad.

    Se me ocurre pensar que la libertad absoluta lleva a la igualdad ya que en ausencia de todo lo demás todos seríamos igualmente libres.

    Más no somos todos iguales... por lo que esa libertad no existe... o más bien, todo lo demás lo impide.

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  3. Así es, Almazul: para algunos "libertad" quiere decir "libertad para hacer negocios". Se ve con claridad en el tema de la "libre circulación". Clásicamente se habla de tres tipos de factores de producción: trabajo, recursos naturales y capital. Cuando se trata de la circulación de capitales o de mercancías los liberales defienden la libertad a muerte, pero cuando se habla de la circulación del trabajo es decir, de los trabajadores, ahí levantan fronteras y altos muros para evitarla. Libertad, sí, pero siempre y cuando sea buena para mi negocio.

    Lo de "¿para qué?” se puede mirar desde otro punto de vista. Imaginemos una sociedad perfectamente igualitaria y automatizada en la que la gente es feliz dedicada al disfrute de los sentidos (la de "Un mundo feliz" de Huxley, vamos). La gente no es libre. Ni falta qué les hace, habría que añadir, porque son felices. La verdad es que nunca entendí esa novela porque nunca entendí dónde estaba la pega. Una cosa es que se discuta que un mundo así pueda existir. Pero, aceptada la posibilidad, ¿qué tiene de malo?

    En cuanto a la libertad absoluta, pienso que es incompatible con más de una voluntad. En cuanto haya dos voluntades, una o las dos verán limitada su libertad por la del otro.

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  4. Creo que la libertad absoluta, efectivamente, es imposible; siempre, al menos, seremos esclavos de las consecuencias de nuestros actos, y si yo le hago algo malo a alguien en un mundo con libertad absoluta, el tendría la libertad absoluta de devolvermela, y de ahí que sean necesarias leyes y códigos de conductas.

    Es gracioso encontrar a alguien que piensa como yo, que el fallo de la sociedad de "Un mundo feliz" no estaba en la propia sociedad, sino en el que viene de fuera y la desestabiliza, aunque creo que tiene validez su discurso, porque siempre hay mucha gente que no encaja, y, como dije ya, no es bueno a veces que el estado esté simepre por encima del individuo.

    También, totalmente de acuerdo en lo hipócrita de la "libre circulación", que tampoco es tan libre en el lado de mercancias y dinero, porque siempre hay tasas, aranceles, impuestos proteccionistas, etc...

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  5. Exacto, ese es el motivo por el que todos los sistemas fallan: siempre hay gente que no encaja.

    La culpa la tiene una mala elección de los objetivos. Si nos fijamos como objetivo de la humanidad la producción de obras de arte, podemos llegar, como el viejo Nietzsche, a teorías sociales monstruosas. Si nos decantamos por la libertad o la igualdad, podemos dar lugar a sistemas que aniquilen una para defender la otra y, de paso, a buena parte de la población. Si decidimos que lo importante es la bondad, podemos hundir a civilizaciones enteras en la barbarie y el oscurantismo. En todos los casos el error es el mismo: convertir los medios en fines, porque eso son, o deberían de ser, el arte, la libertad, la igualdad o los valores éticos, medios para conseguir un fin, el único fin con sentido: la felicidad.

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  6. Quiero felicitar a su autor por la profundidad de "su entrada", y precisamente por tal motivo no entiendo que su autor intervenga, contra toda libertad, para decir que la felicidad es el "único" fin con sentido, dando por equivocados otros fines como podrían ser "el conocimiento/aprendizaje", "el placer" o la propia "libertad", lo cual convertiría en medios, por ejemplo, lo que el autor considera fines... Lo anterior no influye en mi felicitación ya que argumentar en frío sobre la libertad permite mayor ecuanimidad (que es otra forma de igualdad, pero en el razonamiento), pero ya cuando se quiere tener razón, que es una cosa muy humana, se utilizan argumentos totalitarios como ese de que la felicidad es el único fin.
    Otra cosa interesante es la explicación de individualidad (como resultado de la abstracción de los otros) y de la colectividad (como resultado de la abstracción de las diferencias individuales). Nunca lo había visto así, yo veía la colectividad como suma, es decir, como cantidad y en ese sentido interpreto yo la mezquindad esa de mal de muchos consuelo de.... ¿idiotas? o eso de en al país de los necios el tuerto es el listo... Digo esto porque, por falsas presuposiciones, lo "individual" (¿neoliberal?) suena más a "libertad" (¿ganancia?) mientras que lo colectivo (¿socialdemocracia o comunismo?) suena más a "borreguismo" y puede ser por eso que los individualistas, tipo juan antonio, pongamos por caso, prefieran más libertad para negociar con las colectividades y que incluso la prefieran "absoluta", si fuera posible, para globalizar ¿más a gusto? sin ser globalizados. ¿No habíamos quedado en que también la libertad surge de la intersección de lo que nos viene bien y lo que nos molesta un poco? Pues a quien le molesta un arancel acabará por molestarle un negro si es que el tal negro representa el interée arancelario y le molestará más tarde la tortuga que el negro arancelario lleva en su bolsillo como mascota... Uffff, qué miedo me dan las argumentaciones tipo: unas veces me hago el lobo y otras el cordero... Son igual de confusas que el mismo neoliberalismo...

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  7. Toda afirmación es una provocación, y así lo es mi afirmación de que la felicidad es el único fin con sentido (no es argumento, dado que no argumento nada). Lo que ando pidiendo al decir una cosa así es que alguien me diga que no, que hay otros fines y, lo que es más importante, que me diga por qué piensa semejante cosa. Me parece un asunto interesantísimo. De hecho, es uno de los más interesantes, porque, a fin de cuentas, se trata de saber por qué demonios viven los demás o, dicho de otra manera, donde le encuentran los otros el gusto a la vida.

    "El conocimiento/aprendizaje", "el placer" y "la libertad" son metas en las que un servidor ha puesto bastante empeño mucho antes de saber para qué servían. Precisamente su búsqueda es la que me ha llevado a preguntarme por su sentido, y ahí es donde las cosas se complican. La libertad, por ejemplo, ¿puede ser un fin? ¿Por qué? ¿Qué pasa cuando se logra? ¿Alcanza uno la plenitud? ¿Por qué?

    Lobos y corderos... al final todo parece reducirse a eso.

    Transilium: gracias por tus felicitaciones. Y sé bienvenido.

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  8. Por alusiones, me puede molestar un aspecto de algo, pero no el algo en su totalidad (no estoy en contra de un gobierno, pero si en contra de algunas decisiones suyas, como es el arancel a productos en los que no tenemos competencia, por ejemplo). No se que pinta el negro en lo de los aranceles, pero lo de las tortugas es un problema: en España, las tortugas de florida están compitiendo con las tortugas autóctonas, y perjudicándolas en su lucha por sobrevivir. :)

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  9. Pues pongámosle un impuesto dueduenario a las tortugas de Florida y quedémonos con las nuestras. ¡Qué buena idea! Tienes razón, el negro no pintaba nada... pero, gracias al negro, me entero de que, incluso en este tema de las tortugas, preferimos a las de fuera... O sea que no hay igualdad, y que la envidia es contraria a la libertad.

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  10. Desde el punto de vista biológico el único fin con sentido es asegurarnos la supervivencia, la reproducción y la transmisión de nuestros genes. Ahora bien, dado que somos unos seres que transcendemos (o pretendemos trancender) el mero echo biológico, la cuestión estaría en elegir que es lo que creemos que merece sobrevivir y que es lo que no, que ideas, valores, principios etc, resumiendo: tenemos que decidir cómo debe ser el ser humano, construirnos a nosotros mismos.

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  11. Eso es lo que estamos haciendo desde la aparición del homo sapiens sapiens, crearnos a nosotros mismos ... nuestra especie no lucha por ser libre, justa o igualitaria, nuestra especie lucha para sobrevivir con todo aquello que le es útil, y entre esas cosas que le son útiles estamos nosotros mismos.
    Si para que un grupo sobreviva es necesario que cooperemos para "tirar pa lante" estad seguros que cooperaremos, pero si por el contrario es necesario ser individualistas, lo seremos, caiga quien caiga. Porque si no somos cooperativos cuando "toca", perecemos y si no somos individualistas cuando "toca" perecemos.
    Y el secreto de nuestra especie es la adaptación.
    Aunque se divague sobre la materia, el tiempo y la evolución modelan incluso nuestro comportamiento, pero hay más: de la misma forma que se consiguió que un lobo salvaje se convierta en un chiguagua, el ser humano puede hacer convertirse en lo que el ser humano necesite.

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  12. De acuerdo, tenemos qué elegir qué queremos ser. Y es verdad que esto no es nuevo. Lo que sí es nuevo es que no solo debemos elegir el qué sino el por qué. Una cosa es la resolución del problema y otra el problema en sí. ¿Qué queremos?, ¿ser muchos?: pues entonces lo estamos haciendo bien. ¿Qué queremos?, ¿qué la especie dure mucho tiempo? Pues entonces me temo que vamos fatal y que las cucarachas lo están haciendo mejor. ¿Nos interesa de verdad la perpetuación de la especie porque sí? ¿No sería mejor pensar en la felicidad de los que ya andamos por aquí? ¿O acaso hay que pensar en producir cabezas geniales que produzcan excelsas obras de arte? Quizá hay que anteponer los intereses del planeta en su conjunto a los nuestros...

    Lo interesante es que no hay absolutos: sea lo que sea lo que elijamos es porque sí, nada justificará nuestra elección. Será, en cualquier caso, una elección estética.

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  13. Sin embargo hay una cosa interesante ... el camino que ha tomado nuestra evolución es más bien cultural. Cada generación que va pasando se "globaliza" más y comparte una misma cultura porque el medio nos lo permite. Es esta cultura la que está evolucionando, porque lo estamos permitiendo, pero lo hará siempre que cumpla el fín último de la evolución, la perpetuación o mantenimiento de la especie. Y he aqui lo más interesante, si la cultura no es útil ... se abandona.
    No existe compatibilidad entre libertad e igualdad (hablando en terminos puros) como ya expresaste, por eso la revolución francesa se abandonó para buscar alternativas.
    De la misma forma que la naturaleza tiene un mecanismo (el de mutación) con el que juega a crear seres diferentes y "ver" si duran, el ser humano, mediante determinadas personas o grupos, introduce modelos culturales diferentes que le permiten adaptarse al medio (medio que actualmente son personas).
    Ahora bien, quién elige a quién. Porque está claro que nuestra infancia está totalmente influenciada de la cultura en la que crezcamos, pero podemos ser uno de esos visionarios que con nuestra actitud modifiquemos los criterios de los demás hacia lo que en ese momento es más adecuado para nuestra especie.

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  14. No estoy de acuerdo. La evolución no tiene fin, sino consecuencias, y estas consecuencias se resumen en la replicación de sus elementos genéticos, sean estos trozos de ADN como los genes o fragmentos de información como los memes. Pero nada nos asegura que la especie sobreviva. Precisamente la cultura nos ha permitido actuar de tal manera sobre nuestro medio que estamos a punto de cargárnoslo. Las cucarachas sin duda sobrevivirán, mientras que nosotros...

    Tienes razón que los modelos culturales evolucionan mediante un mecanismo semejante al de la selección natural. Pero lo que se adapta no es la especie humana, sino la cultura. Solemos colocarnos en el centro de todos los procesos, pero no lo somos. Somos meros vehículos de los auténticos replicadores. Podría pensarse que la cultura es imposible sin los humanos, pero ni siquiera eso es cierto.

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  15. La evolución de la especie humana en estos momentos está basada en la evolución de su cultura.
    Y no se puede decir quién se adapta a quién ... por eso ni somos libres, ni somos iguales.

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  16. Hay cosas que no acabo de ver: en la evolución cultural de la que hablas, ¿sobre qué se ejerce la selección? ¿Qué se copia? ¿Cómo se realiza la herencia? ¿A qué se deben las mutaciones? Y, lo más importante, ¿qué tiene que ver todo ello con la supervivencia de la especie humana? ¿Y con libertad y la igualdad?

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  17. ¿Se copia el medio ambiente, la naturaleza? No, ¿verdad? Se copian las células de los seres vivos que coexisten entre sí.
    A esto se le denomina también transmisión de información.
    ¿Se copia la cultura como un todo? Pues no, pero se transfiere la información de esta de una persona a otra, ahí tienes cómo se copia y qué se copia.
    La herencia la da la mezcla entre culturas, que puede ser positiva o negativa (como todo).
    ¿Cómo se modifica? Pues a través de ideas, visiones, extorsiones, es decir, a través del que inventó el fuego, la rueda, de Sócrates y Platón, de Jesucristo, de Ghandi, Mandela y otros muchos como ellos que quedan en el anonimato.
    La cultura es la piedra angular sobre la que se basa la educación de las personas. Especifica el comportamiento (idoneo o no) de las personas entre sí y con su medio ambiente.
    ¿Puedes decir que no soy libre porque no puedo escoger el color de mi piel? ¿Puedes decir que un chino es igual (fisiológicamente) a un senegalés? Pues si lo aplicas culturalmente, no soy libre si no puedo elegir mi cultura ni pienso igual que otros con culturas diferentes.

    Pero esto solo es mi manera de verlo ... muestrame más.

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  18. No me he explicado. Estoy de acuerdo en el detalle de los que dices, pero no en la que conclusión que expresaste diciendo que “el fin último de la evolución [es] la perpetuación o mantenimiento de la especie”, sencillamente porque la evolución no tiene fin.

    En cuanto a que la falta de libertad es una consecuencia de la cultura estoy de acuerdo si la consideramos una causa más, como lo son también las leyes de la física, la herencia genética, la contingencia histórica y todo cuanto nos condiciona.

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  19. Es cierto, tienes razón, la evolución no tiene un fín.
    La perpetuación o mantenimiento es el fin de cada especie, es lo que permite que exista la evolución y a su vez es una consecuencia de esta (la una necesita de la otra ...).

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