miércoles, 1 de abril de 2009

Immaculate Fools

Pasé la adolescencia andorreando por San Blas, un barrio obrero, al menos por aquel entonces, de Madrid. Eran aquellos tiempos en los que todavía se compraban discos. Nuestros héroes, porque, más allá de lo musical, para nosotros eran eso, héroes, tenían por nombres King Crimson, Led Zeppelín, Jethro Tull, Yes, Deep Purple, Génesis, Tangerine Dream, Mike Oldfield...

Estoy hablando de mediados de los años setenta del pasado siglo, que es cuando uno ingresó en la adolescencia. Pese a lo patético de aquella época en España, nos sentíamos bien: lo de atrás era una mierda, pero el futuro tenía mejor pinta, más que nada porque era nuestro. Hasta en este país, poco dado a lo musical (salvo alguna que otra casposa manifestación popular), surgían grupos interesantes, innovadores, progresivos: Ñu, Leño, Asfalto, Iceberg, Cucharada...

Entonces llegó el punk. Al mismo tiempo que las grandes bandas progresivas alcanzaban sus más altas cotas de calidad, otra corriente, regresiva y crítica, afloraba. El punk apareció como un grito de queja, y muchos los disfrutamos por ello, pero supuso el fin.

¿El fin? Pues sí, el fin del progreso de la música popular. A partir de finales del siglo xix y principios del xx la música clásica se había alejado de los gustos populares. La complejidad de las nuevas composiciones se hizo tan grande que la tónica habitual, consistente en que las melodías de las grandes composiciones acabasen siendo tarareadas por la gente menos formada musicalmente, se truncó. La música clásica, también llamada por ello culta, se convirtió en juguete exclusivo de clases acomodadas, que eran las únicas con la suficiente formación como para entender las nuevas composiciones.

En paralelo a este proceso, la música popular se había ido nutriendo de otras fuentes que introdujeron grandes novedades en los gustos de la gente. Uno de los elementos más revolucionarios fue el rock and roll. Este nuevo ritmo, derivado de las músicas que los esclavos africanos llevaron a Norteamérica, abrió una nueva línea de progreso musical. Con lo de progreso quiero decir que a partir de las primeras composiciones, tremendamente rítmicas, surgió la necesidad por parte de los músicos de explorar nuevos campos, nuevas instrumentaciones, nuevas armonías. Y el rock empezó a progresar. Y entonces llegaron The Beatles. Los de Liverpool, más allá de sus bonitas melodías, lograron algo espectacular: romper las pocas normas que quedaban y permitir el afloramiento de grupos como los que ha mencionado arriba, grupos que, en cierto momento y como reflejo de su ambición, se atrevieron a calificarse de sinfónicos, porque eso es lo que querían, sonar con la grandeza de las orquestas sinfónicas, pero haciendo su música.

Entonces llegó el punk. Estaban cabreados, y con razón. La derecha de Margaret Thatcher castigó a los obreros de Gran Bretaña como si ellos fuesen los culpables de la crisis económica que por aquel entonces asolaba al mundo occidental. Y la música no podía dejar de ser reflejo de esa situación. Lo malo es que su reacción, lejos de cargarse el modelo hegemónico, le ayudó. Lejos de subvertir el sistema capitalista, el punk mostró a las grandes compañías el modo de desembarazarse de los viejos dinosaurios del rock y de hacer negocio con bandas siempre nuevas, bandas que después de un éxito inicial no sobrevivían más de dos o tres discos para dar paso a nuevos grupos, muchas veces prefabricados por las propias compañías.

Si me ha dado por escribir sobre esto es porque ayer me fui al mueble de los discos (sí, soy viejo, y tengo un mueble lleno de CDs, en su mayoría originales, ¿qué pasa?) y me dio por echar mano de los discos de Immaculate Fools. Este grupo inglés fue uno de los representantes de un movimiento curioso que se produjo en los años ochenta. Por paradójico que pueda resultar, lo cierto es que lo único que consiguió el punk fue potenciar la música pop, dicho esto en el peor sentido de la expresión. Sin embargo, desde dentro del pop emergió gente que quería hacer buena música, grupos que que no querían limitarse a repetir melodías estúpidas que acompañasen a estúpidas letras de amor, sino que querían experimentar, innovar y encontrar nuevos temas y nuevas músicas. Ellos no partieron del rock, sino del pop, pero su tendencia a la complejidad, expresada en una instrumentación cuidada y una letras elaboradas y profundas, les convirtieron en una tendencia que, aunque nunca se llamó así, podríamos etiquetar de pop progresivo.

Y a mí me llegó. Tengo que decir que el punk me marcó, y mucho, negativamente, porque me convirtió en un viejo prematuro: no era mayor de edad y ya me decían que la música que a mi me gustaba, el rock por aquel entonces llamado sinfónico y hoy progresivo, era una antigualla. Uno, cuando tienen quince años, sabe que a los cuarenta será un viejo, pero de ninguna manera imagina que lo será a los diecisiete.

Pero fue así: el punk, la movida madrileña, los tecnos, los neorromanticismos y otras muchas corrientes y gentes nos dejaron a los del rock sinfónico fuera de juego antes incluso de que nos diese tiempo a sentirnos inmersos en ningún juego.

Entonces llegaron ellos: los poperos progresivos como Immaculated Fools. Pareció una segunda oportunidad. Sin ser Yes o King Crimson, aquellos nuevos grupos hacían una música interesante, profunda, elaborada. No eran heavy metal pero sabían usar las guitarras con dureza. No eran progresivos, pero sabían dar densidad a sus composiciones mediante los teclados. No era Jethro, pero sus letras eran complejas e interesantes.

Y algunos nos lo creímos. De hecho, creo que es la única moda a la que recuerdo haberme apuntado: me anudé los pelos en una larga coleta; me agencié unas gafas de sol de pasta negra y me puse, sobre mi camisa rosa, unos tirantes que sujetaban mis flojos pantalones.

El punto de esta historia está en que aquello, como tantas otras historias, fue un efecto óptico: aquel pop fue un fracaso, uno de los movimientos musicales más efímeros de la historia, más, mucho más, que el propio rock sinfónico. Si algo da medida de la fama hoy día es Google, y mientras que Jethro Tull (banda misteriosamente castigada por algunos medios de comunicación españoles) tiene 3.370.000 entradas, los chicos de Immaculated Fools tienen 68.200.

En el fondo, lo único que quiero decir quiero es que fue aquella una buena época, porque fue uno de los escasos momentos en los que me sentí participe del mundo. Duró poco y, además, fue mentira, pero me gustó.

Kevin Weatherill, estés donde estés, mis saludos.

A.

PD: Padme me sugiere que adjunte un vídeo y, como tiene razón, lo hago:


9 comentarios:

  1. Pues nos podías haber puesto de paso un vídeo de los Immaculate para acompañar el post. ;)

    Sobre todo lo que cuentas ya te comentaré después, pero mira, a quien le va a gustar este post es a Outsider, ya lo verás.

    Buen día.

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  2. Hecho. Gracias por la sugerencia.

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  3. No se equivoca nada, me refiero a Padme, Inmaculate fools es uno de mis grupos fetiche pero no lo clasificaría de Punk, esos tontos inmaculados hacían una música propia, su estética era ochentera pero su música no tenía los teclados clasicos de entonces, se apoyaban en un violín que llevaba gran parte de la melodía y ahora mismo no recuerdo grupos de entonces con ese detalle.

    Por lo demás, a lo largo de una vida, uno va conociendo estilos musicales y en esto entramos en una nueva versión de lo conservadores que nos volvemos con la edad, la razón puede ser otro tipo de miedo, el miedo a envejecer y supongo que al final nos anclamos en un pasado en el que fuimos jovenes, claro que nos gustan canciones nuevas pero cada vez son menos, más que nada porque las nuevas que nos gustan son aquellas que más se parecen a las que escuchabamos entonces.

    Yo soy más jóven, por lo que mi atasco musical será posterior, pero seguramente, los jóvenes de ahora, recuerden esa música que tan poco pueda gustarte ahora igual que tu recuerdas la música de los 70 y 80... ¿a que se corresponden con tu juventud?... la buena.

    No se si aquí funcionan los enlaces... pero Padme sacó de aquí mi gusto por estos tontos...
    http://silbido.blogspot.com/2007/08/immaculate-fools-immaculate-fools.html

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  4. Eso es lo que yo llamo una casualidad... mismo minuto... misma canción.

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  5. Sí, es una casualidad, aunque hablando de Immaculated Fools citar el tema "Immaculated Fools" parece una necesidad. Por eso, para los que no les conocen, mencionaré también joyas como "Tragic Comedy", "Dumb Poet" o "Sad".

    Tengo que decir que es una sorpresa, y un placer, descubrir que estoy en contacto de gustadores de los Immaculated: son las cosas de internet. Mola.

    En cuanto a lo de identificar la buena música con la de la juventud... tal comentario dice mucho de tu objetividad, Outsider, aunque tengo mis pegas. Una es de de índole lógica: supongamos, es un suponer, que hay músicas mejores que otras: en tal caso, ¿un coetáneo de esas mejores músicas no podría apreciarlo?

    Otro día hablaré de esto, aunque diré, como avance, que para mí muchas de "mis mejores" músicas tienen 20 y 30 y 50 y 70 y 200 y 500 años.

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  6. No me he explicado del todo, escogemos una época de la que somos capaces de citar toda una colección de autores que eran los que sonaban cuando saliamos en esa juventud, pero antes de llegar a esa época también escuchabamos música, y heredábamos parte de los gustos de los que nos precedieron, las mejores canciones sobrevivían generación tras generación gracias al oido a oido.

    No dudo de que a mis hijas les gustará escuchar Immaculate, porque ya les gusta, les recordará a su padre, y con ellos Cure, U2 y otros tantos. Quizás sea algo más dificil, pero a lo mejor tambien les gusta Pachabel, Carl Oft o Carlos gardel... en el enlace de antes puedes ver que tengo dedicada una etiqueta al canon de Pachabel queriendo decir que al final la música no cambia tanto de una epoca a otra... que los que cambiamos somos nosotros.

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  7. Aunque parezca mentira, tengo la sensación de que nos vamos a acabar entendiendo: molan Pachabel, y Orff, y Carlos Gardel... Por cierto: por las Españas ha salido un tebeo de Muñoz y Sampayo basado en la vida de Carlos Gardel: no os lo perdáis.

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  8. Bueno, con todo lo que habeis escrito da casi para un post. Yo no creo que dependa de la edad el hecho de que estés más abierto o menos a la música, ni tampoco a un deseo por no envejecer lo que hace que te quedes anclado en un estilo. Yo me considero bastante inculta a nivel musical pero lo que tengo muy claro es que si no hubiera música en mi vida, creo que moriría porque gracias a ella he reído, llorado, me ha servido de refugio y de celebración. Yo soy creo que de tu quinta, Alberto, y me he críado siendo muy niña con una música petardo que se escuchaba en las radios de este país, de adolescente con esos grupos de rock sinfónico (progresista) que nunca me han abandonado, con grupos punk, post-punk, pop, new wave, tecno, new romantics y un sin fin de estilos más. Quizás por esa incultura de la que hablo. Incluso también me reconozco fan de algunos autores clásicos y modernos pero que hacen lo que se llama música clásica.

    Lo cierto es que soy una enamorada de la música y lo único que necesito de ella es que me haga sentir y eso lo consiguen músicas de muchos estilos. Tan solo hay un tipo de música que no consigue llegarme de ninguna forma que es el hip-hop y estilos colaterales a este.

    Prácticamente todos los blogs que tengo enlazados en el mío están relacionados con la música. Algunos de gente muy joven que me han descubierto temas dignos de escuchar una y otra vez. Creo que la música que se hace ahora no te permite que le rindas culto a los grupos durante toda una vida, pero reconozco que hay grupos que sacan álbumes completos que merecen ser escuchados, otros que a lo mejor tienen un par de temas y muchos es verdad que no son más que paja en el pajar pero quitando a estos últimos, me encanta descubrir a esos otros y me gusta que me acompañen por la mañana camino del trabajo.

    Reconozco que ha sido precisamente la red la que me ha abierto a todo este conocimiento. Que me ha posibilitado conocer a gente que disfruta con un tipo de música algunos como la mía y otros muy distinta pero que me la dan a conocer. Creo que hay que tener los oídos muy abiertos a muchas cosas para encontrar aquellas que merecen la pena. Y con esto desde luego que jamás pretenderé quitarle mérito a esa otra música de la que tú hablas Yes, Jethro, Genesis, Immaculate. Pero no sé, escucha a Band Of Horses que me encantó, o a Peter Heppner (que le han hecho famoso por un anuncio). No sé, ya he dicho que podría escribir un post e incluso varios hablando de esto. Te voy a poner unos links a canciones relativamente modernas que a mi por lo menos me hacen subir el volúmen del equipo de música:

    Esta no existe ni en Youtube:

    http://www.goear.com/listen.php?v=f98420b

    http://www.youtube.com/watch?v=Tj_Nlm0871E

    http://www.youtube.com/watch?v=8jmkeDhhqZ8&feature=related

    Bueno, podría seguir poniendo enlaces pero no es plan. Seguramente la composición de estas canciones tenga muchas cosas criticables, no se puedan considerar obras maestras de la música pero a mi me llegan de forma especial y eso es lo que espero que me aporte la música. Es lo que me ha aportado toda la vida y lo que espero que me siga aportando.

    Bufff, hala, te toca aguantar el rollo.

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  9. Se me ocurren algunos comentarios:

    1.Por encima de todo, no hay formas buenas o malas de escuchar música: cada uno hace lo que le place y punto.

    2.Lo que sí hay es buenas o malas formas de hacer música y, por supuesto, de distribuirla. Que hoy día, cuando la tecnología de la comunicación es infinitamente mejor que en cualquier otra época, la música tenga la calidad infame que tiene es una de las muchas paradojas humanas.

    3.Aunque la edad no te impide apreciar nueva música, la experiencia sí que te dificulta apreciar cosas que escuchadas en otro momento, hubiesen podido interesar. Quiero decir que una melodía, un ritmo o un determinado arreglo que a uno le pudieron subyugar la primera vez, al escucharlos en su versión número diecisiete pueden producir hastío.

    4.Además, hay caminos sin retorno. Uno es el de la música clásica: cuando aprendes a disfrutar con Shostakovich, Stravinski, Schönberg o el mismísimo señor Bach, muchas musiquillas dejan de hacer la más mínima gracia.

    5.A mí no me gustaba el hip-hop hasta que escuché a un alumno de bachillerato cantar-recitar un tema que había escrito en honor del libro. Entonces me di cuenta de que es un error considerar al hip-hop un estilo musical cuando en realidad es poesía. La música es en este caso un mero acompañamiento, un mero apoyo rítmico.

    6.¿Hay músicas mejores que otras? Pienso que sí, que hay criterios que hacen a unas músicas mejores que otras. Sin embargo, explicitarlos no sirve de nada: en la apreciación musical influyen tantos factores, desde los recuerdos personales a la clase social, desde las condiciones físicas hasta la formación, pasando por educación y la dedicación, que intentar objetivar qué es buena música es completamente inútil. Lo cual es, en lo que a mí concierne, una pena.

    Gracias por los links.

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