viernes, 20 de marzo de 2009

Natalidad y pobreza

En los países económicamente subdesarrollados, natalidad y pobreza dan lugar a un círculo vicioso. En una familia con muchos hijos, la mera subsistencia consume todos los recursos disponibles, sin que queden remanentes que puedan dedicarse a mejorar el nivel de vida y la instrucción de los hijos. Tampoco los padres pueden mejorar su formación, quedando condenados a realizar siempre las tareas peor pagadas. Los hijos se ven forzados por la necesidad a trabajar desde muy pronto, condenándose así a repetir el esquema: pobreza, incultura y, claro está, muchos, muchos hijos.

Si unimos a esto el drama sanitario que supone la epidemia del SIDA, epidemia que de momento solo sabemos frenar mediante la utilización de preservativos, se entiende perfectamente que sean tantos los que, desde gobiernos y organizaciones humanitarias, apoyen y promuevan la utilización de este sencillo, barato y asequible medio profiláctico.

Entonces, ¿por qué hay quienes se oponen a su uso y hasta llegan a mentir acerca de su eficacia? Iba a hacer un poco de retórica, pero hoy no estoy de humor: si la Iglesia Católica, con ese Papa mentiroso que tienen a la cabeza, hace campaña contra el uso del preservativo es porque quieren que en África las cosas sigan como están, porque desean que el continente entero viva sumido en el hambre, el dolor y la muerte. Y si quieren esto es porque, dado que la falta de instrucción está íntimamente ligada a la credulidad religiosa (esto no es una opinión, es estadística), la mejor forma de mantener la clientela es luchando contra todo lo que pueda remediar su miseria y su esclavitud. Lo malo es que, como se descuiden, no va a quedar nadie para rezar.

Entiendo que aceptar esta teoría es aceptar que la jerarquía católica está formada por asesinos sin escrúpulos, pero esto no es nada extraño, porque siempre ha sido así.

Como es natural, si estoy equivocado, estaré encantado de que alguien me saque de mi error. De hecho, me gustaría estarlo: quizá así la realidad no me resultase tan espantosa.

10 comentarios:

  1. Siento no ser yo quien te saque del error, pues no observo ninguno, supongo que la misma razón que les lleva a provocar la muerte de tantos en el mal llamado tercer mundo (digo mal llamado porque no hace falta ser astronomo ni físico para percibir que solo hay uno) es la misma que les induce a combatir el aborto comparandolo con la protección de una especie animal, quieren cliente incultos... y al mismo tiempo niegan la vida a aquellos niños que pueden salvarse de su muerte con el uso del cordón umbilical de un niño seleccionado genéticamente para ser compatible con el anterior.

    No voy a entrar en la etica de salvar a un niño mientras nueve mueren de hambre cada minuto que pasa... pero sí... a mi la realidad me parece igual de espantosa.

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  2. Sí, el cordón umbilical... lo más extraño de todo, o quizá la prueba de lo que hablamos, es que ninguna de esas obsesiones católicas tiene su sustento en su supuesto libro sagrado. En esa divertida, y a veces sádica, colección de relatos, nada se dice del aborto, ni del uso de los cordones umbilicales, ni de los embriones, ni de las células madre, por supuesto. Ni de los preservativos.

    Hay que ser raro para creerse las leyendas de los nómadas semitas de hace veinte o veinticinco siglos, pero hay que ser más raro todavía para aceptar como dogma de fe lo que han decidido unos cuantos humanos a veces en fechas muy recientes. Me gustaría saber cuántos católicos conocen, por ejemplo, la antigüedad del dogma de la inmaculada concepción o el de la ascensión de la virgen. Quizá se sorprenderían.

    O no.

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  3. Y sí, tienes razón de nuevo, Outsider: algún día habría que hablar de esa obsesión por traer blancos occidentales al mundo.

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  4. Si, a todos nos gustaría estar equivocados pero me parece que no, que estos señores siempre han sido y serán unos asesinos vestidos uno, de trajes multicolores y los otros, a modo de cuervos. ¿Usarán ellos los preservativos? Yo diría que si. Teniendo en cuenta lo que dan por culo tanto real como metafóricamente, yo diría que si no los usaran estarían infectados unos cuantos.

    Y luego nos llaman asesinos a los demás por defender el aborto.

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  5. ¿Sabes Padme? Lo de los cuervos me ha recordado un poema que escribí hace tiempo. Puede resular algo naif, pero es que todo este asunto, pese a su trascendencia, es de una simpleza increíble: aquí va:

    Los hombres de negro

    ¡Ciudadanos!

    Unos hombres de negro
    han llegado a la ciudad
    y dicen que dicen cosas a los niños
    sobre el sentido de las cosas.

    Se introducen por las puertas y ventanas
    y disfrazados de hermosas palabras
    susurran al oído terribles cosas
    sobre el sentido de la cosas.

    De rostros pálidos
    y melosas maneras
    predican sin pudor
    la palabra,
    la fe,
    el dolor.

    ¡Ciudadanos!

    Unos hombres de negro
    han llegado a la ciudad
    y dicen que dicen cosas a los niños
    sobre el sentido de la vida.

    De olor amarillo
    y aspecto anfibio
    predican sin pudor
    el símbolo,
    el rito,
    la obediencia.

    ¡Ciudadanos!

    No podemos dejar que los hombres de negro
    ahoguen la canción de la mañana.
    No podemos permitir que sus hechizos y fetiches
    emponzoñen el agua clara del baño de la tarde.

    Por eso os digo ciudadanos
    que combatamos a los hombres de negro
    y cantemos todos juntos
    la canción de la nada.

    ¡Cantad, hombres, cantad!

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  6. Me ha gustado la canción de la nada.

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  7. Genial, Alberto. Sinceramente espero que a estos hombres de negro les queden dos telediarios. Yo procuro educar a mis hijos haciéndoles ver la falacia de sus palabras y otros simplemente con no educar ya están haciendo lo mismo. Una cosa buena tendrá la no educación esta que se respira en la juventud. No les llegan las cosas, ni las buenas ni las malas. A lo mejor así acabamos con los hombres de negro.

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  8. Nietzscheano estáis, maese Alberto.

    Salud.

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  9. El Informe Kissinger - NSSM 200

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