sábado, 24 de enero de 2009

El deseo del futuro

Que este mundo es una mierda es obvio para cualquiera mínimamente informado, con independencia de lo más o menos agradable que pueda ser la propia vida del espectador.
Precisamente porque esto es obvio va siendo hora de dejarse de quejas y pensar en el futuro. Y con esto no quiero decir que tengamos que ponernos a buscar soluciones. Lo que quiero decir es que hay que ponerse a diseñar el futuro que deseamos.

Si algo caracteriza a estos tiempos nuestros es la falta de utopías. La marxista se cayó con la URSS. La capitalista lleva doscientos años cayendo más y más con cada crisis económica, y con la pobreza que crece a los pies de las torres de las grandes corporaciones, y con un mundo emponzoñado y quizá ya sin remedio.

La utopía pacifista y amorosa se fue a la mierda con cada uno de los pacifistas amorosos que acabaron poniéndose la corbata y jugando a la bolsa. La cibernética apenas duró lo que tarda un virus en infectar la red. La del progreso científico apenas si aguantó las primeras miserias de la revolución industrial.

Las utopías hacen falta. No como proyectos, sino como vectores de impulso. El motor de la acción es el deseo, y no actuaremos bien si no deseamos bien: y deseamos muy mal. Es fácil decir que uno quiere un mundo sin guerras y sin hambre, un mundo armonioso y en paz. Pero eso es una chapuza de deseo. Un deseo potente, sugerente, un deseo capaz de mover a la acción, es un deseo lleno de detalles, de concreciones: es un deseo que supone elecciones, secciones concretas de los paisajes de lo posible. Un deseo glorioso es el que se arriesga, el que apuesta por una de las alternativas que nos ofrece la ignorancia del futuro. El deseo del que hablo es un deseo afirmativo, no negativo. No es un mero rechazo de miedos, sino una pasión, algo capaz de consumir vidas e ingenios, un diseño completo, un detallado proyecto capaz de fracasar y, quizá, en alguna medida inimaginable, de triunfar.

Si hablo en términos tan inflamadamente románticos es porque no tengo ni puñetera idea de cómo puede ser ese deseo. El mío ya no vale, porque no se cumplió: mi deseo de futuro lo era para ahora, para este tiempo que ahora vivo y que, pese a ello, es mi futuro, al que ya he llegado. Y es que hay que reconocerlo: los de mi generación hicimos mal eso de desear, rematadamente mal: creímos que todo consistía en confiar en nosotros mismos, en nuestro interior, en ser espontáneos, y cuando nos dimos cuenta de que éramos tan capullos como nuestros padres fue demasiado tarde.

Solo espero que la gente de hoy desee mejor, aunque me temo lo peor.

6 comentarios:

  1. Ese deseo glorioso que mencionas no es tan distinto de la utopía con la que comienzas, en realidad diría que son dos momentos distintos del mismo espejismo, el matiz va en que primero se produce el deseo y despues se descubre la utopía.
    Bien descubres que tu generación no es tan distinta de lo que lo fue la que le precedió, pero yo iría más allá, en realidad es también igual a la que le sucede, lo único que ocurre es que al igual que ocurre entre el deseo y la utopía, no los son iguales simultaneamente. Mi generación actual es igual a la anterior cuando tenían mis años, solo cambian los escaparates e incluso a veces ni eso pues cíclicamente volvemos a las mismas modas, las mismas ideas y las mismas estupideces.

    Esa renuncia a tu deseo y ese intento de alimentar el mismo en los que te siguen no creo que sea tan distinta a el deseo que tuvieron nuestros padres en que nosotros crearamos un mundo mejor. Por eso estoy contigo... también me temo lo peor.

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  2. No me he explicado. Lo que quería recalcar es que en otras épocas había utopías que aún no estaban quemadas, mientras que ahora, hoy día, sabemos de la imposibilidad de todas ellas. Yo no he renunciado a mi deseo: es que lo que deseé no ha ocurrido, y no ha ocurrido porque no podía ocurrir al basarse en concepciones erróneas sobre los seres humanos.

    Sí, animo al personal a desear, pero a desear bien. Pedirle al futuro un mundo mejor no sirve de nada si nuestra petición no viene acompañada de los planos. Es una bobada desear la armonía universal si no explicamos cómo se puede lograr eso. Es una bobada desear un planeta limpio y fértil si no pensamos previamente en cómo conseguirlo.

    Lo que sugiero a quienes están en edad de hacerlo es que se pongan a imaginar, a diseñar, pero sobre el tablero de dibujo, echándole pasión sí, pero también inteligencia, y no solo ganas. Hace falta una nueva utopía, pero no una que sea un refrito de viejos eslóganes.

    Tengo cierta tendencia al cinismo, pero no quiero ser tan pretencioso como para pensar que todas las generaciones de humanos vayan a ser igualmente estúpidas. La gente de hoy tiene una ventaja enorme sobre la de antes: sabe lo que ha funcionado mal. Eso siempre es una pista.

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  3. Saludos compañero.
    Los deseos de nada valen, como tu bien lo has dicho sino van acompañados de un plan de accion que los pueda volver realidad.
    Dejar de desear es casi que lo mismo a dejar de respirar.
    Desear es soñar, y soñar es desear.
    Aqui el problema no es el deseo, el problema es no hacerlo realidad.

    La paz mundial tambien es perfectamente posible compañero, pero para hacerla realidad, hace falta voluntad, y como bien sabes, nuestro planeta no es de uno, es de todos, la suma de las voluntades es lo que puede hacer realidad ese deseo.

    Todo el mundo desea, el problema es que pocos tenemos la real intencion de poner manos a la obra.

    Eso del capitalismo, el marxismo y todos los ismos, son vana ilusion, se puede vivir perfectamente en un mundo sin ismos, e incluso con ellos, siempre y cuando la teoria realmente se ponga en práctica, pero las puestas en marcha hsta hoy, siempre han deformado la idea original y luego el asunto se echa a perder.

    Insisto que dejar de soñar, es casi que morir en vida, y pensar que se ha fracasado, tambien es valido, siempre hay uno, o mas momentos en los cuales pensamos que todo lo realizado no ha servido de mucho. Pero uno tiene que re-inventarse y seguir soñando, seguir deseando, y tratar de contagiar de entusiasmo diario a los demas.
    Se puede ser pesismista y cinico, pero no permanentemente, esa postura lleva a la serie de fracasos en linea a la que hemos sometido al mundo, que ni lejanamente creo sea una mierda.

    Yo lo que creo es que nosotros volvemos mierda al mundo, y aunque respeto tu pensamiento, dicho sea de paso, me gusta tu blog, el mundo es maravilloso.

    Con ayuda de Dios, todo depende de nosotros, de nadie mas. La felicidad esta dentro de nosotros mismos, y conforme nos veamos internamente veremos el exterior, aunque aparentemente el mundo este cayendose a pedazos.

    Y que si se termina de caer?
    Acaso no podemos levantarlo de nuevo?
    Si nuestra posicion ante la vida es depresiva, por supuesto que no lograremos nada.
    Por eso insisto, depende de nosotros, de las cosas pequeñas, de la sonrisa de un niño, de un abrazo, del perdón, de la reflexión, de hacer un punto y aparte y comenzar otra vez...

    Aunque haya hambre, guerra, muerte, enfermedades, corrupcion, anarquia,
    habemos quienes a diario sembramos esperanza, y somos luz del mundo.

    Desde lo mas humilde de mi corazón.
    En Caracas, Venezuela.
    James Runner.

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  4. Estimado Anónimo, no puedo estar más en desacuerdo contigo.

    Primero, porque dios no pinta nada en esto: incluso suponiendo la existencia de un dios personal, hasta un creyente tendría que reconocer que no ha hecho nada positivo desde hace unos cuantos miles de años.

    Segundo, porque dices que "se puede vivir perfectamente en un mundo sin ismos". Me parece genial, pero eso hay que explicarlo, porque uno vive en función de sus ideas y valores, y si esas ideas y valores no salen de alguno de los ismos conocidos pienso que habría que especificar de dónde salen entonces.

    Y en tercer lugar, porque caes en todos los tópicos: cuando hablas “de la sonrisa de un niño, de un abrazo, del perdón”, das por supuesto que eso funciona, y no es cierto: en los cinco mil años de historia que llevamos sobre nuestras espaldas tenemos innumerables ejemplos que demuestran la poca influencia que las sonrisas de los niños tienen sobre las decisiones de los humanos.

    Lo que pretendo explicar es precisamente lo contrario de tu discurso, a saber, que visto que todas esas buenas intenciones no han funcionado, deberíamos diseñar algo nuevo que permita superar las múltiples dificultades con las que nos encontramos los humanos, incluidas las de la convivencia.

    El futuro, si tiene alguna posibilidad, será producto de la inteligencia, no de la buena voluntad.

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  5. Estimado Alberto, no puedo estar más de acuerdo contigo. (Siento empezar así pero es que antes me salió una carcajada sin querer).

    Me voy a quedar con esta ultima frase de tu comment. Si el futuro tiene una posibilidad y esta depende de la inteligencia (aunque yo creo que además de la inteligencia depende de que esta la sepas y quieras usar), entonces estamos apañados. Porque yo inteligencia veo muy poquita y valores ninguno. A la gente le preocupa el mundo en el que vive con el único fin de que ellos puedan vivir lo mejor posible. Desear un mundo mejor es algo que se consigue como tu dices con un plan bien trazado,pero para el que se necesitan unos seguidores que lo pongan en práctica tras varias generaciones ya que el futuro no es solo mañana, sino miles de mañanas y esos miles son los que se necesitan para llevar a buen puerto un plan de cambio.

    Yo tengo confianza cero y eso que tengo unos hijos a los que intento inculcar unos valores complicados de explicar cuando la realidad les devuelve lo contrario a lo que su madre les está contando.

    Besos.

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  6. bueno yo no es que crea que el futuro tenga alguna posibilidad, yo lo que creo es que no tiene remedio... y con esto no estoy queriendo decir que me esté plantando... pero si me plantara sería lo mismo.
    El mundo no cambia siempre las mismas constantes, me estoy refiriendo por ejemplo al panorama de los horizontes intelectuales de los pastores nómadas de hace siglos, que son iguales a los horizontes de la gente de ahora... las canalladas de los antiguos son las mismas que las canalladas de los de ahora...
    ¿Cuál es el futuro que podemos empezar a trazar?... Pues yo comenzaré por hacer una revisión de la OBEDIENCIA con mi hijo y con la que está por venir... personalmente percibo la obediencia como el brazo ejecutor de todo lo que ocurre... sobre todo de lo que no me gusta.
    pero poco más puedo hacer...

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